Aristoteles Y La Retorica

Aristóteles y su Retórica
Pedro L. Cano
Tomado del libro de Aristóteles a Woody Allen
Sobre el discurso, su producción, su organización. Los albores de la elegancia
verbal
El siciliano Gorgias (485-380 a.C.) descubrió un día que la expresión en prosa podía
alcanzar cotas de belleza semejante a las de un poema. Y abrió una escuela de retórica.
En Atenas. Sus aportaciones a la teoría deldiscurso fueron más prácticas que teóricas.
Se distinguió por sus máximas (sententiae). Por ejemplo: «... igual error e ignorancia es
alabar lo censurable como censurar lo que es digno de alabanza». Pues en tan sencilla
fórmula (la traducción intenta adaptarse al original), se combinan múltiples efectos que
apoyan su significado y facilitan su memorización (es algo «pegadizo») y, por lo tanto,su influencia en el auditorio: juegos con las mismas palabras y sus variables
gramaticales, como «censurable»/«censurar», «alabar»/ealabanza» (poliptoton o
traductio); disposición concéntrica o recíproca de los términos, como «alabar» -
«censurable»- «censurar»-ealabanza» (quiasmo)...; usó con brillantez otros efectos
como el isocolon; que dispone los miembros del discurso como de iguallongitud, o
elparison (por ejemplo, para una acción, virtud; para un discurso, verdad), donde se
observa un preciso paralelismo sintáctico; o la aliteración o el homoteleuton, que juegan
con la semejanza formal entre palabras de significado diferente (virtud/verdad). En los
años setenta, en la BBC, el actor inglés Frankie Howerd se disfrazaba de esclavo en una
comedia «de romanos» y enredaba alpúblico mediante monólogos preñados de
homoteleuton y equívocos: «... su marido era senador (senator —+ sen’tor)..., un
centauro (centaure —+ sen’tor) consta de medio caballo y medio hombre... para su
desgracia, pobre mujer, la parte superior era caballo..., no tiene gracia porque cuando le
ponían el bocado (bit) entre los dientes, no había manera de pararlo...».
Isócrates (436-338 a.C.) no estabamuy de acuerdo con Gorgias y le consideraba
propenso a los excesos formales. Su aportación más vigente a la organización de un
discurso es lo que se ha dado en llamar «enunciado periódico», que consiste en interferir
la llegada del clímax, mediante una serie de frases que ocasionan un efecto de suspense,
provocan ansiedad en el público y sensación de sosiego al completar la información.Responde al estereotipo bien frecuente de, por ejemplo, «conviene saber que, cuando
ellos.., y cuando... y cuando... entonces, nosotros...»; o, por ejemplo: «Vosotros, que
habéis... y que habéis... y que habéis..., sois quienes...». Si algunos recursos de Gorgias
se atenían a la belleza del sonido de la voz y al placer que produciría su recepción,
Isócrates parece que pretendía mantener en tensiónal auditorio y, para conseguirlo —se
decía en el capítulo anterior—, no hay más que establecer adecuadamente todos los
paralelismos que permitan el avance de lo general a lo particular. La influencia de
Isócrates en la normalización del discurso oral fue profunda, y en Contra los sofistas y
Antidosis quedaron una buena serie de reglas, aunque buena parte de ellas se refieren a
la educación ya los aspectos éticos del orador. Soslayadas éstas, en razón de espacio y
del objetivo de estas páginas, cabe destacar dos o tres de ellas, como que algunos
hombres sin instrucción llegan a ser buenos oradores, pero los mejores son aquellos que
combinan la habilidad natural con la preparación técnica; o que los que aspiran a
oradores —los estudiantes de derecho— deben aprender toda clase dediscursos, no sólo
uno, por excelente que éste sea; o que un discurso y las partes de que consta deben
acomodarse a cada ocasión en particular, según a qué público se dirija. En otras
palabras, que el conocimiento técnico y la práctica suplen mejor al genio que al revés;
que el exceso de especialización en los estudios produce gentes de capacidad limitada; y
un avance estructural: que no...