Arquitectura

EPÍLOGO

Bajo la aparente inaprehensible tarea de crear una antología de monstruos decidimos, casi al instante, alagar a los grandes: pensamos en Frankenstein, Dr.Jekyll y Mr.Hyde, El fantasma dela ópera; en fin, todos aquellos monstruos clásicos que no hemos podido evitar leer, ver en cine, y mucho menos temer. Sin embargo, en el ejercicio de reunir todos los elementos compositivos, surgieronotras ideas, que concluimos resultaron más renovadoras.
Tratábamos de encontrar al menos un monstruo más joven que los nombrados; es decir, que pudiera ser igual de fuerte históricamente, pero quehaya sido creado a partir del siglo XX en adelante. Pero ninguno fue, al menos para nosotras, realmente comparable en nombre con aquellos de nuestra idea inicial. Una sola era nuestra certeza: seríaimposible no atrapar ningún monstruo que viva en estos años modernos; quizá nos hicieran falta monstruos, pero, definitivamente no hacen falta monstruosidades.
Aquella última palabra disparó nuevasideas y nos condujo por un camino antológico más ambicioso y creativo. De la relación entre “monstruosidades” y “modernidad” rastreamos el primer elemento compositivo de esta renovada propuesta: Milnovecientos ochenta y cuatro de George Orwell nos permitió demostrar literariamente que el hombre organizado en sociedad es, con frecuencia, generador de acciones monstruosas y nos regaló además unproblema crítico con el que trabajar.
A partir de allí todo fue más fácil pues sólo nos quedaba buscar obras semejantes en género (novelístico) y en temática (mundos distópicos). Tras algo deinvestigación -principalmente en bibliotecas virtuales- surgió primero Un mundo feliz de Aldous Huxley, y le siguió La máquina del tiempo de G.H. Wells. Estas tres novelas funcionarían así como la estructura dela antología: primero porque debido a su extensión presentan mundos enteramente ficcionales, con personajes y sus propias reglas y, segundo, porque en su extensión logran exponer todas las...