Bertillón 166 (fragmento)

Páginas: 9 (2079 palabras) Publicado: 6 de marzo de 2012
BERTILLÓN 166 (FRAGMENTO)
http://www.juventudrebelde.cu/cultura/2008-08-03/bertillon-166-fragmento/
El fragmento que presentamos pertenece a Bertillón 166, reeditada hace unos años por la Editorial Oriente y que está siendo llevada a la pantalla por la cineasta cubana Rebeca Chávez. Lo ofrecemos al lector como homenaje al reciente aniversario 55 de los asaltos a los cuarteles Moncada y CarlosManuel de Céspedes
Juventud Rebelde 
digital@juventudrebelde.cu
3 de Agosto del 2008 0:24:57 CDT
La anciana se había echado sobre los hombros un chal negro. Tenía el mismo vestido lila, manchado de grasa. Apenas se había pasado un peine por las canas. La sala estaba revuelta, tal como la dejaron los soldados de Batista, los cristales del búcaro en el suelo.
—¿Adónde vas? —le preguntó Raquel.—A buscar a tu padre.
—Pero, ¿estás loca? ¿Acaso sabes dónde está?
La mujer se acercó a la puerta, moviendo la cabeza.
—A Juan le ha pasado algo —murmuró—. Ya son más de las tres y él siempre está aquí antes de las doce. Iré a la fábrica, a Emergencia, a la policía, al cuartel... donde sea.
La muchacha insistió:
—Espera, chica, ya vendrá...
La vieja sacudió el puño sobre la cabeza.
—¡Qué voya esperar! —exclamó.
Y se tiró a la calle.
Andaba de prisa, con una agilidad que hacía tiempo daba por perdida. Una fuerza extraña impelía a su cuerpo un vigor nuevo. Se había alejado cuatro cuadras de la casa, cuando se miró el vestido y se llevó una mano a las canas mal peinadas.
—Dirán que estoy loca —murmuró.
Caminaba por el medio de la calle, bajo el sol. Apretó contra su cuello el chalcomo buscando su protección. El paso se le volvió infeliz y pesado. Perdió, de golpe, la energía de los primeros instantes. Su mano derecha se aferraba al chal y la izquierda colgaba de su hombro como desprendida.
La mujer no miraba a ningún lado: solo al suelo cubierto de polvo, que parecía encendido. El vestido se le pegaba al cuerpo endeble y los zapatos sin tacones, de trajín, le quedabanflojos en los pies. Andaba como a empujones. Jadeaba, con la boca abierta. Parecía creerse que ella era la única criatura que andaba por las calles, reconcentrada en sí misma, sin atender el tránsito de los vehículos, al cruzar las esquinas. Durante cuadras y cuadras caminó con el mismo paso agobiado, con la misma actitud de infelicidad completa.
El primer lugar que visitó Sofía fue el viejo edificiode la fábrica de ron, donde trabajaba el marido. Ya había comenzado la jornada de la tarde y el caserón con el zumbido de los motores y el traca-traca de las máquinas. La mujer se acercó a una caseta de tela metálica gruesa, pintada de rojo, y se detuvo junto a la puerta. Un viejo gordo y calvo se levantó de su silla frente al escritorio y avanzó hacia ella, apoyándose al pasar en la mesita de lamáquina de escribir.
—¿Y Juan? —preguntó ella, ansiosamente, sin saludar.
El viejo movió la cabeza y abrió los brazos, con las manos a la altura de los hombros.
—No sé, Sofía —respondió, y había en su voz algo compasivo—. Salió como de costumbre a las once y media. No ha vuelto. ¿No almorzó en casa?
A ella se le endureció la garganta.
—No.
El hombre le puso la mano en el brazo sobre el chalnegro.
—Estoy muy ocupado, Sofía. Esos dos que están allí, son inspectores de Hacienda —indicó el escritorio con un movimiento de cabeza—. Lo siento...
Ella vio los dos hombres por primera vez. Volvió hacia el calvo los ojos y lo interrogó con la expresión.
—Si usted me espera una hora, yo la acompañaré —dijo el individuo—. Si espera veinte minutos, a que venga el chofer, la mando en lamáquina.
Ella estaba más doblada, más vieja, más desamparada.
—¿Adónde iríamos? —preguntó, temblorosa de ansiedad.
Cuando respondió, al hombre se le notó la pena en los ojos.
—Antes que nada, al cuartel Moncada.
Ella se ladeó, librándose de la mano sobre el brazo. Tenía los párpados caídos y la boca contraída.
—Muchas gracias, don Manuel —dijo. —Iré ahora mismo, ahora mismo. Yo sola.
—Sofía...
Leer documento completo

Regístrate para leer el documento completo.

Estos documentos también te pueden resultar útiles

  • Bertillon
  • Bertillon
  • Fragmento
  • Fragmentos
  • Fragmento
  • Fragmento
  • Fragmentos
  • El Fragmento

Conviértase en miembro formal de Buenas Tareas

INSCRÍBETE - ES GRATIS