Bicentenario

A doscientos años de vida independiente y a cien años de la primera revolución política y social del siglo XX, los mexicanos vivimos bajo el impacto de una época global en la que se han ido borrando referentes históricos y culturales importantes para la identidad nacional y la cohesión social.

Creencias, valores y tradiciones que daban sentido histórico a nuestra cultura se han ido diluyendoen un torrente de cambios acelerados en todas las áreas de la convivencia humana. La nueva identidad mexicana de principios de milenio aparece difusa entre el espejo de la globalización y la negación del pasado histórico. Al no existir una sana valoración del pasado se tienen pocos elementos para conducir el presente y proyectar el futuro.

Aún persiste en México el trauma de la conquista y laincomodidad de vivir en una sociedad mestiza. Manifestamos un sentimiento de ambigüedad y ambivalencia respecto de nuestro pasado indígena lo mismo que de la raíz española. Nos sentimos inferiores a otros pueblos del orbe; anhelamos los grados de igualdad y bienestar material de las culturas sajonas.

La crisis de México no es solamente un problema de rezago económico y desigualdad social, de malaconducción política o inadecuación del marco institucional, es también un conflicto bajo el cual subyace un malestar cultural crónico. De ahí que toda tentativa de resolver los graves problemas económicos del país o de reconstruir las instituciones, deba pasar primero por una recomposición cultural que revalore nuestro pasado y le infunda un sentido de destino o meta para los mexicanos.

Unpaís con apenas doscientos años de vida independiente ha tenido que superar enormes obstáculos para insertarse en la modernidad ilustrada de Occidente: guerra de independencia, guerra civil entre conservadores y liberales, federalistas y centralistas; guerra con Estados Unidos y pérdida de más de la mitad del territorio patrio; guerra con la Francia que nos invadió para imponer un Emperador y cobrarsus deudas; guerra de reforma; dictadura; revolución política y social; lenta y atropellada democratización; disminuida capacidad para lograr un mayor grado de igualdad económica y social. El problema es que no hemos comprendido del todo nuestro pasado histórico porque la mayoría lo desconocemos y nos dejamos llevar por la anécdota fácil de la sacralización o la denigración de las figuras ypersonajes de la historia nacional.

La celebración del 2010 representa una inigualable oportunidad para reconciliar las raíces culturales del ser mexicano: para recordar historias pasadas que nos infundan nuevo vigor y confianza en nuestro destino y proyecto como Nación.

No lo creemos así, más bien, desde el inicio de nuestra independencia se perdió la perspectiva histórica original y después decruentas luchas fratricidas tratamos de copiar afanosamente las instituciones de nuestro poderoso vecino del Norte y los moldes de una Francia cortesana y centralista por naturaleza. Al imitar modelos que no tenían precedentes en la vida indígena o colonial, quisimos dar el salto a la modernidad ilustrada, pero al mismo tiempo hicimos a un lado valiosas figuras del mundo indígena para laorganización social como el calpulli y la excelencia de los paradigmas educativos inscritos en el calmecac y el tepochcalli; así como el vigor del ayuntamiento español o de un sistema imperial que estaba equilibrado por la existencia de Consejos y estamentos que paulatinamente se dirigían a la construcción de una República.

El 2010 nos está marcando un punto de inflexión que puede ser de transformación ode ruptura. La historia de hace cien años puede repetirse si no hacemos algo para evitarlo. La caricatura del conflicto ilustra el punto de llegada.

Ya es tiempo de dejar atrás la retórica vacía, cuando sólo nos conduce al inmovilismo.
Ya es tiempo de dejar atrás la inflexibilidad de algunos mitos, que sólo nos están anclando en el pasado.
Ya es tiempo de dejar atrás las inercias que...