canción de otoño en primavera
Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...
Plural ha sido la celeste
historia de mi corazón.
Era una dulce niña, en este
mundo de duelo y de aflicción.
Miraba como el alba pura;
sonreía como una flor.
Era su cabellera obscura
hecha de noche y de dolor. Yo era tímido como un niño.
Ella, naturalmente, fue,
para mi amor hecho de armiño,
Herodías y Salomé...
Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...
Y más consoladora y más
halagadora y expresiva,
la otra fue más sensitiva
cual no pensé encontrar jamás.
Pues a su continua ternura
una pasión violenta unía.
En un peplo de gasa pura una bacante se envolvía...
En sus brazos tomó mi ensueño
y lo arrulló como a un bebé...
Y te mató, triste y pequeño,
falto de luz, falto de fe...
Juventud, divino tesoro,
¡te fuiste para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...
Otra juzgó que era mi boca
el estuche de su pasión;
y que me roería, loca,
con sus dientes el corazón.
Poniendo en un amor de exceso la mira de su voluntad,
mientras eran abrazo y beso
síntesis de la eternidad;
y de nuestra carne ligera
imaginar siempre un Edén,
sin pensar que la Primavera
y la carne acaban también...
Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer.
¡Y las demás! En tantos climas,
en tantas tierras siempre son, si no pretextos de mis rimas
fantasmas de mi corazón.
En vano busqué a la princesa
que estaba triste de esperar.
La vida es dura. Amarga y pesa.
¡Ya no hay princesa que cantar!
Mas a pesar del tiempo terco,
mi sed de amor no tiene fin;
con el cabello gris, me acerco
a los rosales del jardín...
Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer... ¡Mas es mía el Alba de oro!
Comentario de Texto
Rubén Darío
Introducción. Contextualización
Movimiento literario: el Modernismo
Rubén Darío fue un poeta nicaragüense y el máximo
representante del Modernismo literario en lengua española.
El Modernismo fue un movimiento literario que aproximadamente
está delimitado entre los años 1880 y 1920. El Modernismo
hispánico es una síntesis del Parnasianismo y del Simbolismo:
del primero toma la concepción de la poesía como bloque
marmóreo, con el anhelo de perfección formal, los temas
exóticos, y los valores sensoriales; del segundo, la concepción
de que el arte debe sugerir, y la búsqueda de efectos rítmicos
dentro de una variada musicalidad. Se caracteriza por:
El rechazo de la realidad cotidiana, ante la cual el escritor
puede huir en el tiempo (evocando épocas pasadas y mejores) o
en el espacio (muchos de los poemas se desarrollan en lugares
exóticos y lejanos). Rasgo que el Modernismo comparte con el
Romanticismo.
La búsqueda de la belleza se consigue a través de imágenes sensuales, así como con lamusicalidad que se produce al acentuar los versos.
El usó de versos Alejandrinos o de Arte Mayor.
Renovación léxica e introducción de léxico culto.
Gran gusto por lo exótico y aristocrático.
Obra
En su trayectoria se distinguen dos épocas:
● La primera etapa abarca
● Azul (1888) y Prosas profanas (1896). Azul refleja el estilo característico del modernismoamericano: exotismo, musicalidad, erotismo, temas de mitos precolombinos, etc.
● Prosas profanas culmina esta tendencia y le añade resonancias parnasianas; resulta una
poesía brillante de temas cosmopolitas, exóticos o paganos. La profunda renovación en
los temas, en el riquísimo lenguaje y en la métrica provocó reacciones opuestas, bien de
rendida admiración o ...
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