Carpe Diem 1

Capítulo 1
- ¡Dejadme en paz! ¡Estoy harto de que estéis siempre con lo mismo! ¿No os dais cuenta de que así lo único que hacéis es ahogarme? Me ahogo quedándome aquí. Me aburro con las clases, con la vida que llevo. ¡Adiós!
- Pero, Alex, hijo, ¿No te das cuenta de que todo lo que te decimos y hacemos es por tu propio bien? Tu padre y yo estamos muy preocupados. Últimamente te vemosdescentrado. Tienes 16 años, y lo único que haces es salir dios sabe dónde a hacer dios sabe qué. Hoy nos han llamado del colegio para decirnos que te han vuelto a expulsar por tu mal comportamiento. ¡Es la tercera vez este mes! Y tus notas tampoco dicen nada a tu favor: Estás suspendiendo todo. ¿Qué ha pasado con el chico responsable que eras antes? ¿Qué ha pasado con…
Cerré la puerta y me fui de casa. Nonecesitaba oír la frase entera. Total, era la misma cantinela de siempre. Cogí la bici, y me fui a dar una vuelta, a intentar tranquilizarme.
En el fondo, sabía que todo lo que me había dicho mi madre era cierto. Antes siempre había sido el típico niño bueno al que todos los profesores y padres adoraban e incitaban a los hijos a seguir mi ejemplo. Quizá esa fuera una de las razones por la quedespués el resto de niños decidían meterse conmigo, intentando quebrantar lo que representaba. Y, sin duda, lo habían conseguido, aunque esa no había sido la única razón.
La mayor razón fue que me había aburrido de que todo fuera siempre igual. Al principio, ser el ojito derecho de mis padres y de los profes había sido divertido: Era enriquecedor ver la sonrisa con la que venían mis padres despuésde una reunión con el profesor en el que decían lo buen chico que era, lo responsable y maduro que era para mi edad y la gran persona que estaba destinado a ser si seguía así. Pero, al final, a lo único que conducía eso era a que cada vez la gente de alrededor tratara de apretarme más las tuercas, a que me miraran mal si sacaba un notable, aunque todo lo demás hubiera sido un sobresaliente…
Espor eso por lo que, después de estar varios años así, decidí que la mejor manera de cambiar sería haciendo lo contrario. Sabía que al principio sería duro, que podría ser una decepción tras otra, pero no podía aguantar más esa tensión de estar al límite de mis capacidades simplemente porque me fuercen a ser alguien aún mejor. Todavía me quedaba mucho por vivir, muchos sueños que cumplir, y jamáspodría sentirme realizado si siguiera siendo el Alex que era antes. Fue por eso por lo que dejé de atender en clase y me puse a salir con compañeros que muchos los hubieran clasificado como “malas influencias”.
Es gracias a eso a que, en estos últimos meses, he vivido y he sentido cosas con las que antes solo había soñado: Había conocido a mucha gente, había bebido, había fumado… Y no mearrepentía de nada. Es cierto que a veces pensaba en que mis padres se merecían algo mejor, pero se me olvidaba al recordar que ellos mismos me habían empujado a ser en lo que me había convertido. Así que, ¿quiénes son ellos para reprocharme lo que hago o dejo de hacer?
Seguí pensando en ello mientras daba un paseo en bici, hasta que me paré cerca de un parque para contemplar una escena que me recordó amis tiempos de niño: Se trataba de un padre con su hijo jugando con el balón. Recordé los tiempos en los que andaba con mis padres, contándoles mil batallitas, e incluso jugando con ellos en aquel mismo parque. Aquellos eran buenos tiempos. Mi cabeza no tenía más preocupaciones que el jugar y pasármelo bien. Nadie me reprochaba nada si me pasaba el día jugando en vez de haciendo tareas que pudieranservirme para mi futuro.
Me senté en un banco del parque, dejé la bici a un lado, y seguí observando a ese niño. Era evidente que ser un niño es una de las mejores épocas para vivir, aunque no seamos conscientes de ello hasta que nos hagamos más mayores. Entonces, me di cuenta de que, quisiera o no, el tiempo iba pasando. Hiciera lo que hiciera, jamás volvería a ser el niño que era.
Fue...