Carta A Vargas Llosa (Cartas A Un Joven Novelista)

Y AHORA EL OLVIDO

Querido Mario,

Prometo que tras escribirle esta carta me esforzaré en olvidar cuanto tratamos a lo largo de nuestra correspondencia y empezaré a escribir tal como meaconseja. Pero antes de ir a por una lobotomía, de inducirme una amnesia disociativa y aun antes de probar las aguas del Leteo, quisiera hacerle una confesión: Usted me ha arruinado la lectura de varioslibros que permanecían en mi lista de espera.

Lo digo con sorna porque, por una parte, me avergüenza desconocer algunos de los textos que utilizó como ejemplos; en todos los casos hubiera deseado queéste fuese un tiempo psicológico para, en un paréntesis, fugarme a otro espacio, hacer esa muda temporal para aventarme y sumergirme en aquellas páginas y hacerme de esas memorias: recordar, porejemplo, que leí éste libro a la vera de un río cuyas aguas jamás me tocaron y sin embargo, me sentí arrastrado por la corriente de esas palabras a tal punto que nunca reparé en los mosquitos que hicieronun festín de mis exiguas carnes; o que terminé de leer aquel otro en la sala de espera de un hospital mientras un ser querido se recuperaba en la UCI luego de una complicada cirugía y tan absorto quedécon la lectura que me olvidé por completo por qué motivo estaba ahí, etcétera. Y sólo entonces volver a sus cartas con una seguridad, semejante a la que infunde el amor correspondido, que mepermitiera comprenderle por completo.

Pero por otro lado, lo considero una falta de tacto. Lo digo sin el ánimo de ser insolente, es sólo que me recuerda aquellos prólogos de algunas obras cortas que heleído como son los casos de El túnel, Memorias del subsuelo y El banquero anarquista; prólogos a los que les faltó poco para ser más extensos que las mismas obras y cuya intención pareciera que no eraotra que la de arruinar los desenlaces. Algo similar ocurre cuando alguien me recomienda una película al contarme no sólo de qué se trata sino cómo termina, claro está que en tales ocasiones cuento...