Casas muertas

Hace aproximadamente tres meses se me asigno leer Casas muertas de Miguel Otero Silva, novela que ya había tenido la oportunidad de leer en mi segundo año de bachillerato, debo reconocer que pare eseentonces la leí con el mayor de los fastidios, ya que la lectura no era uno de mis pasatiempos preferidos, la realizaba por obligación, con el pasar de los años esto fue cambiando y mi gusto por lalectura fue creciendo junto con mi madurez, convirtiéndose así en una actividad más amena para mí.
Cuando tome de nuevo este viejo libro de paginas amarillentas, olvidado en mi repisa, comencé minuevo viaje a Ortiz, donde desde el comienzo me identifique con Carmen Rosa, esa niña llena de vida, esperanza y curiosidad, todos llevamos una parte de ella en nuestro interior. Rápidamente estaba en“la espuela de plata” junto a Doña Carmelita y Olegario, en la iglesia escuchando los sermones del padre Pernía, en la escuela con la señorita Berenice, escuchando las historias del señor Cartaya ojugando con Martica y Panchito entre las lapidas del cementerio, tras pasar las paginas, Carmen Rosa creció y maduro ante mis ojos “Carmen rosa tenia catorce años era ancha de hombros, cimbeña de cintura yfirme de muslos”.
Un día de Santa Rosa llego Sebastián a Ortiz, hombre del cual Carmen Rosa se enamoro y fue así como junto a Carmen Rosa inicie una tierna historia de amor, pasaba las tardes delDomingo con ellos, recostados junto en el tronco del Cotoperí, siendo confidente y testigo de los besos fugases, cuando no eran vistos y contando cuantos días faltaban para que llegara el domingo “yobservo también que, desde el lunes, ella comenzaba a contar los días al dictado de una nomina arbitraria: “Faltan cinco días para el domingo, faltan cuatro para el domingo(…) mañana es domingo,domingo””. Me familiarice con ellos, porqué en su historia veía reflejada la mía propia, sin darme cuenta comencé a contar días para ver a mi propio Sebastián, al igual que Carmen Rosa.
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