Catalina y Diderot

Catalina y Diderot
En el caso de Catalina, todavía más significativa es su relación con Diderot. Diderot admiraba profundamente a Catalina de Rusia y ella hizo todo lo que pudo por fomentar suadmiración. En 1762 la zarina le invitó a trasladarse a Rusia para terminar la Enciclopedia y en 1765 le compró su biblioteca personal, por 15 mil francos, permitiéndole conservar el usufructo yasignándole un sueldo de 1000 libras tornesas como bibliotecario de la emperatriz. Como le hizo entrega de cincuenta anualidades de salario, de una sola vez. Diderot se embolso la interesante cantidad de 66mil francos que el filósofo le devolvió en fervorosas alabanzas. Comenzó por confesar que decidió vender la biblioteca precisamente porque consideraba a la zarina como un modelo de soberano ilustrado.Tras años de mantener relaciones epistolares con su “Divinidad”, en 1773 Diderot aceptó la invitación que la zarina había hecho de que fuera a visitarla a San Petersburgo. Pero le largo viaje a Rusiaresultaría muy penoso para el filósofo, que se hallaba atravesando un mal momento, solo, cansado y enfermo. Y peor resultó la visita, reducida prácticamente a su trato con la soberana y algunospersonajes de su entorno más próximo, pues no hizo esfuerzo alguno por entrar en contacto con la realidad de país. Desconcertante fue el conocimiento directo de la personalidad de Catalina. A pesar delinterés que la zarina mostró por los consejos del filósofo en proyectos de reformas políticas y sociales, Diderot, decepcionado, se convenció de que Catalina no era ni llegaría a ser nunca una soberanailustrada. A pesar de que Diderot estuviera dispuesto a asumir la paradoja de aceptar el despotismo para aplastar el despotismo, en Catalina la razón del poder vencía con ventaja la razón de las luces.En vista de la inutilidad de su trabajo en Rusia, Diderot regreso a Francia y se consagró en su trabajo. En adelante el desengaño iría ganando paulatinamente su ánimo. Diderot había contribuido...