Comprrencion lectora
Páginas: 2 (353 palabras)
Publicado: 27 de noviembre de 2011
EL OBISPO Y EL LADRÓN
Víctor Hugo (francés)
La noche había descendido de pronto, oscura. Afuera, el viento soplaba fuertemente, con aullidos terribles.
El Obispo estaba cenando, a la luz delas velas. De pronto se oyó golpear. Golpes vigorosos, insistentes.
El Obispo se levantó inmediatamente y se dirigió hacia la puerta.
-¡No abra! -le advirtió el ama de llaves, asustada.
-¿Por qué?-dijo tranquilamente el Obispo-. En una noche semejante no se le puede cerrar la puerta en la cara quien necesita de nosotros.
Entró un hombre de aspecto sufrido y con una expresión de maldad en losojos. Mal vestido, con la barba desarreglada, el desconocido apretaba en el puño un atado de trapos.
-¡Ponte cómodo, amigo! -lo invitó amablemente, el obispo -. Si tienes hambre me harás compañía.-¿No va a echarme? -dudó el huésped con desconfianza.
-¿Por qué tendría que hacerlo? Todos somos hermanos
El desconocido cenó con el Obispo; luego, durmió en una habitación confortable.
-Mañanapodrás retomar, más descansado, tu camino -le dijo el Obispo, deseándole las buenas noches.
Pero al día siguiente, por la madrugada, un grito despertó al Obispo. Era el ama de llaves.
-¡El hombreque usted benefició huyó con la platería! Le dije yo que no debía tenerle confianza... -lloriqueaba la mujer.
-¡Volverá! -concluyó el Obispo con una sonrisa.
Regresó, de hecho, el ladrón, pero nosolo. Dos gendarmes lo habían capturado en las puertas de la ciudad.
-Disculpe, monseñor -dijo uno de los gendarmes al Obispo-. Este hombre quiere hacernos creer que usted le regaló la platería quelleva consigo.
El Obispo miró al huésped a los ojos. Sonrió. Se dio vuelta, sacó de un mueble dos candelabros también de plata, y entregándoselos al ladrón, dijo con bondad:
-Amigo, ayer por la nochete regalé también éstos. Te los olvidaste... Llévatelos, son tuyos
Los gendarmes se miraron confundidos tartamudeando frases de disculpa y regresaron sobre sus propios pasos dejando libre al...
Víctor Hugo (francés)
La noche había descendido de pronto, oscura. Afuera, el viento soplaba fuertemente, con aullidos terribles.
El Obispo estaba cenando, a la luz delas velas. De pronto se oyó golpear. Golpes vigorosos, insistentes.
El Obispo se levantó inmediatamente y se dirigió hacia la puerta.
-¡No abra! -le advirtió el ama de llaves, asustada.
-¿Por qué?-dijo tranquilamente el Obispo-. En una noche semejante no se le puede cerrar la puerta en la cara quien necesita de nosotros.
Entró un hombre de aspecto sufrido y con una expresión de maldad en losojos. Mal vestido, con la barba desarreglada, el desconocido apretaba en el puño un atado de trapos.
-¡Ponte cómodo, amigo! -lo invitó amablemente, el obispo -. Si tienes hambre me harás compañía.-¿No va a echarme? -dudó el huésped con desconfianza.
-¿Por qué tendría que hacerlo? Todos somos hermanos
El desconocido cenó con el Obispo; luego, durmió en una habitación confortable.
-Mañanapodrás retomar, más descansado, tu camino -le dijo el Obispo, deseándole las buenas noches.
Pero al día siguiente, por la madrugada, un grito despertó al Obispo. Era el ama de llaves.
-¡El hombreque usted benefició huyó con la platería! Le dije yo que no debía tenerle confianza... -lloriqueaba la mujer.
-¡Volverá! -concluyó el Obispo con una sonrisa.
Regresó, de hecho, el ladrón, pero nosolo. Dos gendarmes lo habían capturado en las puertas de la ciudad.
-Disculpe, monseñor -dijo uno de los gendarmes al Obispo-. Este hombre quiere hacernos creer que usted le regaló la platería quelleva consigo.
El Obispo miró al huésped a los ojos. Sonrió. Se dio vuelta, sacó de un mueble dos candelabros también de plata, y entregándoselos al ladrón, dijo con bondad:
-Amigo, ayer por la nochete regalé también éstos. Te los olvidaste... Llévatelos, son tuyos
Los gendarmes se miraron confundidos tartamudeando frases de disculpa y regresaron sobre sus propios pasos dejando libre al...
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