Conducto hacia la muerte

Esquinas de la muerte

Necklem se acercó al cuerpo y sin pensarlo dos veces lo atravesó con dos balas. Rutina, monótona rutina, pero sabía que todo valía la pena. Al otro día, un día como cualquierotro, y Brendam caminaba por las calles de la ciudad, a su derecha, los circuitos de los transportes supersónicos calentaban el aire de la escena, y más bien en todo su entorno, la gente apuradachocaba con él y seguía su caminata diaria sin distraerse con nada.
Llegaba al edificio pequeño donde se solían reunir, rápidamente miró su reloj y descubrió que llegaba tarde, así que aventuradamente seteletransportó por el viaducto hasta el piso 129, donde al bajar, le esperaba la misma escena de todos los días, la mujer dormida sentada en ese asiento, la mesa sin limpiar, y ese viejo cuadropintoresco donde ardían como la madera cada una de las hojas de los libros. Sin razón aparente, le costó encontrar la puerta entre los muros, hasta que finalmente, entró a la habitación. Allí estaban suscompañeros, cada uno de ellos, con una pícara sonrisa en su rostro, casi al unísono le dijeron:
-¿Vamos?
-Perdón por la tardanza chicos, hoy, hoy…
-¿Pasó algo?
-No, no pasó nada, nunca pasa nada.Subieron a la azotea, era el único camino para poder ir desapercibidos hacia la fábrica. Tomaron sus bolsos, y los metieron en sus bolsillos. Brendam casi olvida presionar el botón de transformador detamaño, pero pronto lo recordó. Sachs sacó la capsula y la arrojó con fuerza hacia el suelo, una cortina de humo se levantó y, paulatinamente, se empezó a ver con claridad la nave que los transportaría.-¿Te sientes bien como para conducir?- Le dijo Sachs a Brendam
-Estoy bien, estoy bien, vamos.
Y entraron al vehículo, Brendam tomó comodidad en la cabina de conductor y presionó su botón de “listo”.Todos lo oprimieron y la nave despegó atravesando con fuerza las nubes, a unos 560 km/h, el viaje se hizo aburrido, pero ya estaban llegando a la torre, ya se veía a lo lejos, y cada vez la imagen se...