Conti Haroldo Perdido Word

Páginas: 7 (1740 palabras) Publicado: 21 de junio de 2015

Haroldo Conti nació en Chacabuco, provincia de Buenos Aires, en 1925. Fue maestro rural, actor, director teatral aficionado, seminarista, empresario de transportes, piloto civil, profesor de filosofía y guionista (escribió con Nicolás Sarquis el guión cinematográfico de La muerte de Sebastián Arache y su pobre entierro, 1972-1976.)
Comenzó escribiendo teatro: Examinados (que fue seleccionada en1955, para ser leída en el teatro Odeón). En 1960 su cuento "La causa" obtuvo una mención en la edición en español de la revista Life y dos años después Fabril Editora premió su primera novela, Sudeste, a la que le siguieron Alrededor de la jaula (1966, llevada al cine en 1977 por Sergio Renán con el título Crecer de golpe), En vida (1971) y Mascaró el cazador americano (1975, Premio Casa de lasAméricas) y los libros de cuentos Todos los veranos (1965), Con otra gente (1967) y La balada del álamo Carolina (1975). Según César Aira, "su narrativa es lírica, acuarelada, enigmática a fuerza de simplicidad". Colaboró en la revista Crisis y viajó a Cuba, donde participó como jurado del Premio Casa de las Américas. Haroldo Conti fue secuestrado en la madrugada del 5 de mayo de 1976 por unabrigada del Batallón 601 de inteligencia del glorioso Ejército Argentino. Desde entonces continúa desaparecido. En 2000 se editó un libro sobre su vida: Haroldo Conti. Biografía de un cazador.

Perdido
por Haroldo Conti

El tren salía a las ocho o tal vez a las ocho y media. Recién diez minutos antes enganchaban la locomotora pero de cualquier forma el tío se ponía nervioso una hora antes. Todos losdel pueblo eran así. Apenas llegaban y ya estaban pensando en la vuelta. Su padre había hecho lo mismo. La mitad del tiempo pensaba en las gallinas, que comían a su hora, o en el perro, que había dejado en lo del vecino. Para él Buenos Aires era la Torre de los Ingleses, Além, la avenida de Mayo y, por excepción, el monumento a Garibaldi, en Plaza Italia, porque la primera vez que vino, con lavieja, se extraviaron y fueron a parar allí. Se sacaron una foto y el tipo de la máquina los puso en un tranvía que los llevó a Retiro. De cualquier forma llegaron una hora antes y con todo estaban tan excitados que casi se meten en otro tren.
Mientras cruzaba la Plaza Británica con aquella torre que de alguna manera presidía su vida, vista o entrevista a cualquier hora del día en que pisó BuenosAires, y luego los años y toda la perra vida, y ahora esa vieja tristeza que le nacía de adentro, bueno, y la torre siempre allí como el primer día, mientras cruzaba la plaza, pues, vio al tío por anticipado en un rincón del hall del Pacífico (ellos todavía decían Pacífico) encogido dentro del sobretodo que olía a tabaco, con la valija de cartón imitación cuero a un lado y un montón de paquetessobre las rodillas, manoseando el boleto de segunda dentro del bolsillo para asegurarse de que todavía seguía allí.
Lo había llamado dos o tres veces desde el hotel Universo pero él estaba fuera y la muchacha entendió las cosas a medias. Después trato de llegar hasta la casa, a pie, por supuesto, pues los troles y los colectivos lo espantaban. Se había extraviado en algún punto de Leandro Além y antesde perder de vista la Plaza Británica prefirió volver a Retiro y esperar el tren.
Hacía un par de años que Oreste no veía al tío pero estaba seguro de encontrarlo igual. La misma cara blanca y esponjosa salpicada de barritos y de pelos con aquellos ojos deslumbrados que se empequeñecían cuando miraba algo fijo, el moñito a lunares marchito y grasiento, el mismo sobretodo negro con el cuello deterciopelo, el chambergo alto y aludo que se calzaba con las dos manos y el par de botines con elásticos.
La estación Pacífico se había empequeñecido con los años. Eso parecía, al menos. En realidad era un mísero galpón con un par de andenes mal iluminados. En otro tiempo, sin embargo, ve a todo aquello coloreado por una luz misteriosa. La propia gente estaba impregnada de esa luz. Era espléndida,...
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