Creer en colombia?

“No me grites”, dice mi vecina y al instante se escucha el golpe. A veces me pregunto por qué es tan feliz. Talvez se ha acostumbrado a ello. Es como todo. Yo ya me acostumbré a sus gritos de la misma manera que un colombiano se acostumbra a las malas noticias. Y no es para menos. Al salir de mi casa la otra vecina, la de la tienda, crítica mi pantalón roto y hace alusión al pantalón que le acabade comprar a su hija. Más adelante una niña que estaba sentada en un balcón me escupe y se ríe. Al llegar a mi destino un indigente me extiende la mano y me pide dinero; yo saco algunas monedas y se las doy. Ahora hay una revuelta. Las personas que trabajan en la calle, esas, las del subempleo, están siendo desalojadas. Creo que es una nueva estrategia del gobierno para bajar las cifras delsubempleo. Un niño que está a algunos metros de mí, recibe una piedra en la cabeza. ¿Y los antimotines? Están hablando con las vendedoras de los almacenes. ¿Y la policía? Esto no es problema de ellos. ¡Un médico por favor! Está atendiendo una consulta general del alcalde.

Al continuar veo por casualidad en un edificio una pancarta muy grande que dice: “Colombiano, salve usted la patria”. ¡Cómo hancambiado los tiempos! No hace algunos años Bolívar le dijo lo mismo a Santander. La diferencia es que él le pidió rescatar a Colombia de las garras de los españoles. Ahora nos invitan a salvar nuestra patria de las garras de nuestros patriotas; y después dicen que por qué la guerra.

Preferí omitir aquel mensaje subliminal y seguir caminando. En el camino había un grupo de indígenas sentado enun andén pidiendo limosna. Yo le di las pocas monedas que me quedaban en el bolsillo derecho y ellos en su lengua nativa me dijeron “gracias”. El problema allí fue que yo no sabía que no tenía más dinero en el bolsillo para el bus, por lo que tuve que retornar caminando. Mientras paraba a hablar con un viejo amigo presencié un atraco y vi con impotencia como la cobardía de mi amigo le impedíadefender a esa pobre anciana de aquel ladrón, y se limitaba a quitarse el reloj que tenía en su muñeca. . En este mismo instante escondo mi reloj y al verlo recuerdo a la persona que me regaló, mi tío, cuya vida ahora se ha visto segada por la violencia, la revolución, la insensibilidad, la delincuencia, la irracionalidad o la guerrilla (Como la quieran llamar).

Recuerdo con nostalgia todo lo queviví el día de hoy. La tristeza invade mi ser y, sin embargo, no es un sentimiento propio el que me habita. Es el sentimiento de esa gente que no tiene comida en su casa o que simplemente por drogas se dedica a la delincuencia; el de los indígenas que han debido renunciar a su tierra y a su cultura por un pedazo de pan; el de Santander en su tumba que ve un país libre sometido; el del niño que consu cabeza rota admira y abraza un fatuo policía; el de la señora que afanada esconde los discos piratas para evitar que un policía se enriquezca con ellos; el del indigente que perece de hambre; el de la niña soberbia y al tiempo inocente; el de mi vecina vanidosa, el de mi vecina golpeada…

Y en este preciso instante llega la pregunta, ¿por qué creer en Colombia”. Si me lo preguntan a mí lesdiría que me siento orgullosa de ser colombiana, por moda o por sinceridad lo estoy. Y las razones sobran. Colombia es en el mundo: primer productor de café suave, primer productor de esmeraldas, primer país en el mundo en utilizar la radio con fines educativos, segundo productor de café, tercer productor de banano, cuarto productor de flores y frutas, quinto productor de platino, sexto productorde carbón, séptimo productor de gas, octavo productor de oro y caña de azúcar. Es además uno de los poseedores de la mejor fauna y flora del mundo con miles y diversas especies de aves y anfibios, y de las mejores cuencas hídricas del mundo. ¡¿Cómo no me voy a sentir orgullosa?! ¡¿Por qué no habría de creer en Colombia?! Sólo espero que todo esto me permita ser feliz y no terminar pidiendo o...