Cómo motivar a los niños y jóvenes a la lectura

CÓMO MOTIVAR A LOS NIÑOS Y JÓVENES HACIA LA LECTURA

Francisco Delgado Santos

1. Sobre lectura y literatura

A veces pienso que con la lectura sucede lo que acontecía en cierta historia con la natación: todo el mundo decía que la natación es buena, que servía para mantenerse en forma, que era el más completo de los deportes, que la natación por aquí, que la natación por allá, pero nadienadaba. Nadie se arriesgaba a echarse al agua, argumentando que estaba muy fría, que se podía pescar un resfriado, que se le podían aguar los pensamientos y que hasta se corría el riesgo de ahogarse.

Así sucede, a veces, con la lectura: todo el mundo dice que es buena, que es importante, que es imprescindible; que la lectura por aquí, que la lectura por allá, pero no todos leen; todo el mundodice que la lectura es lo máximo, pero sólo se anima a leer lo mínimo.

Y no vaya a pensarse que éste es un problema exclusivamente ecuatoriano; no mis queridos amigos; aunque esto tampoco es ningún consuelo, el problema es mundial. Así en su artículo “Muchos libros, pocos lectores”, Victoria Fernández manifiesta que España “como otros europeos, es un país de no lectores, donde una políticacultural miope, o quizá simplemente reductiva, ha convertido al libro en asunto de élites y a la lectura en comportamiento minoritario”.

Tan grave es el problema del comportamiento lector negativo, que la UNESCO creó en el mundo tres grandes centros regionales para el fomento del libro y la lectura: uno en Jaundeé para el África, otro en Tokio para el Asia, y otro en Bogotá para América Latina yel Caribe. Yo trabajé para este último durante algo más de cinco años, como Coordinador, y en esa calidad pude asesorar a diferentes gobiernos de la Región para el diseño y ejecución de políticas nacionales de lectura.

Una de esas misiones coincidió con la invasión norteamericana a Panamá, en 1989. Panamá quedó sumida en el caos y la anarquía y de ello se aprovecharon turbas de saqueadores queirrumpieron en negocios, almacenes y hasta en oficinas públicas. Ni siquiera la Biblioteca Nacional se salvó del saqueo.

Nosotros estábamos reunidos en esa Biblioteca, con algunas autoridades del gobierno panameño, entre ellos el Ministro de Educación y el Director del Instituto Panameño de Cultura. La turba entró pateando las puertas y empezó a apoderarse de todo cuanto objeto de valorencontró a su paso: computadoras, impresoras, calculadoras… Se llevaron hasta muebles y vitrinas. ¿Saben qué fue lo único que los asaltantes no se llevaron? ¡Los libros! Los libros no tenían ningún valor para ellos…

Otro tanto sucedió en una de las últimas visitas del Presidente Fidel Castro al Ecuador. El mandatario cubano fue invitado a disertar en el Teatro Nacional de la Casa de la CulturaEcuatoriana, donde recibió una gran ovación. Al acto fueron invitadas algunas las más importantes personalidades del arte y el pensamiento nacional, así como los representantes de las diversas funciones del Estado. Por su alta investidura, los diputados ocuparon los primeros puestos del escenario. Como una adhesión al acto y también como una manera de promover su fondo editorial, un organismo culturalobsequió a todos los presentes, varios ejemplares de los libros editados. Se trataba de autores como Pablo Palacio, Ángel F. Rojas, Demetrio Aguilera Malta, Benjamín Carrión, Jorge Velasco Mackensie, en fin, lo más florido de nuestra literatura contemporánea. ¿Y saben lo que sucedió? Al finalizar el evento se pudo constatar que muchos de los ocupantes de la primera fila habían dejado sus librossobre los asientos. ¿Olvido? ¿Prisa? ¿Desinterés por el libro?

¡Cuán diferentes las conductas lectoras de algunos de los personajes creados por la escritora Cornelia Funke, en Corazón de tinta, uno de los clásicos actuales de la literatura juvenil alemana, cuyo tema central es la pasión por los libros. No puedo dejar de ceder a la tentación de leerles algunos fragmentos de esta obra...