Depresión Postparto

LA ENFERMEDAD NEGADA: LA DEPRESIÓN POSTPARTO
Siempre quise ser mamá. Crecí convencida con la idea que el día que nacieran mis hijos yo alcanzaría la felicidad máxima posible. ¿Y cómo no iba a ser así? Si mi mamá así me lo decía y nuestra cultura siempre ha vendido la imagen de que una madre “tiene” que ser consistentemente feliz. ¡Y claro que yo compré esa idea!
En el patio de mi colegio,encontré a mi príncipe azul. Fuimos seis años novios y en 1997 nos casamos. Dos años después estábamos listos para ser mamá y papá. Alexa, nuestra hija, fue muy deseada y planeada. Para ser “la mejor mamá del mundo” leí todos los libros de maternidad que existían en ese momento. Y llegó el gran momento esperado durante años: yo estaba embarazada. Al recibir la gran noticia estaba muy contenta, pero alas pocas semanas, yo ya sentía que “algo” no estaba bien conmigo: me sentía muy cansada, llorosa, irritable, enojada y no entendía el porqué. Físicamente tampoco me encontraba bien, sufrí de muchas náuseas y vómitos; me sentía exhausta y con ganas de dormir siempre. Dejé mi adorado trabajo, dejé de hacer mi adorado ejercicio y dejé de ver a mis adoradas amigas. Sin darme cuenta me fui aislandosocialmente. No me sentía feliz y me sentía frustrada. ¿Y la felicidad prometida, en dónde estaba? Claro que NUNCA le mencioné palabra alguna a NADIE de mi sentir…”Si eso no se dice”, me decía a mi misma. En marzo del 2000 nació nuestra amada hija Alexa, hermosa. Era una bebé extremadamente demandante y lloraba a unos decibeles exorbitantes y a todas horas, cuando lo hacía nuestra casa cimbraba, sinexagerar. La lactancia no funcionaba como en la teoría, le costaba mucho trabajo conciliar el sueño, había nacido con cadera luxada y yo tuve una recaída por la episotomía. Todo se complicó. No contábamos con una red de apoyo familiar ni social. No me sentía atada emocionalmente a ella y mi hija empezaba a ser una carga para mi. Me avergonzaba de tener estos sentimientos negativos hacia mi hija yal mismo tiempo sentía una culpa enorme de no poderla gozar. Me sentía triste, muy triste. Lloraba con Alexa a todas horas, me sentía muy cansada de estar sola con una bebé las 24 horas del día. Mi autoestima se vio afectada poco a poco, no lograba dormir, sentía ansiedad, soledad y era infeliz. Dentro de mi empecé a sentir enojo con la vida, con mi marido, con mi hija, con todos. Mi marido y yodiscutíamos a todas horas ya que a mi parecer el seguía con su vida y yo me sentía encerrada eternamente con mi hija en casa. En verdad creía que me había fastidiado la vida al tener una bebé. La maternidad no estaba hecha para mi y yo era la “peor mamá del mundo”. Sentía que la única madre en el planeta que no lograba disfrutar de la maternidad era yo y eso me hacía sentir el peor ser humano sobrela tierra. Yo veía a todas las mamás siempre muy contentas y disfrutando a sus hijos sin queja alguna de ellos. Yo tenía que estar mal y equivocada. Pero, ¿porqué me sentía tan ruin? No sabía la respuesta y jamás platiqué, por vergüenza, con nadie mis negativos sentimientos hacia mi hija. Me daba pavor el “¿qué dirán?”. Me guardé todo mi enojo, frustración, ira al grado de sentir asfixiarme.Decidí que la maternidad no estaba hecha para mi y decidí no tener más hijos. Alexa fue creciendo y yo vivía triste y sola. No lograba disfrutar a mi hija ni ya nada en mi vida.
Poco antes del cumpleaños número 3 de Alexa mi marido me convenció que ella necesitaba un hermanito, los hermanos comparten todo en la vida y yo en lo personal adoro a mis hermanas, así que decidí darme una segundaoportunidad para ahora si ser una “mejor mamá”. Al poco tiempo me embaracé… ¡sorpresa! De cuates…!!! yo no sabía si reír o llorar. Mi esposo estaba fascinado. Tener cuates supone un embarazo de alto riesgo y tuve pronto en las primeras semanas dos amenazas de aborto por lo que mi ginecólogo me ordenó reposo total en cama por seis meses. Encierro total con una nena de casi tres años, meses eternos durante...