Editorial lupa ciudadana 60

23 de julio de 2010
Al Contralor del Estado le molesta que lo critiquen de manera pública por su desempeño, porque niega que incumple la ley de transparencia a travésde la Unidad de Acceso Común que tiene a su cargo, considera que eso es politizar, no acierta que si entregara la información solicitada por el ciudadano, no se tendríanelementos para cuestionarle en esta materia su actuación.
Sin embargo, él si quiere actuar como el secretario liliputiense del servicio secreto campechano, dañando ydesgastando a la sociedad pretendiendo que aceptemos ser engañados y además, nos quedemos callados.
Lo que demuestra con su proceder, es opacidad, inhabilidad,intolerancia, y privilegia sus prejuicios optando por la descalificación de los ciudadanos que reclaman con derecho el manejo de sus impuestos.
Su labor, fortalece la percepciónque tienen los ciudadanos de la falta de claridad en el manejo de los recursos públicos.
Este contralor encubre el pasado, presente y seguramente el futuro, usa lalabia para pretender engañar a los campechanos, expresando que este gobierno está a favor de la transparencia y la rendición de cuentas.
Pero las evidencias lo desmienten,ya que en los primeros seis meses de este año, el poder ejecutivo ha recibido el doble de recursos de revisión que en los doce meses de 2009, o sea, que los ciudadanoshan estado más inconformes este año que el anterior con respecto a las respuestas que les da la Unidad de Acceso Común que maneja este señor.
Aún con esto, el Contralorse atreve a decir públicamente en el foro de transparencia realizado en la ciudad de Mérida Yucatán, que eso no es opacidad.
No Contralor, eso es descaro y cinismo.