El camino
Sin tomar en cuenta lasconsecuencias que posteriormente lo atormentarán (como todas las noches desde hace varios años), avanza inexorablemente hasta el fin ya acordado de antemano. Aborda su carro con el corazón latiendo rápidamente,bombeando sangre, endorfinas y tantas hormonas que su cerebro se lava las manos y evita responsabilidades. Sin saber y sin importar, si es lo más prudente, enciende el coche y al mismo tiempoenciende un cigarrillo. Da un hondo suspiro buscando aspirar el humo y tragarse el corazón un poco, para evitar esas molestas palpitaciones y la dificultad aparente para hacer llegar el aire a sus pulmones.Pone en marcha el automóvil y todo el trayecto tan familiar pasa ante sus ojos, pero él no lo ve. Su imaginación vuela como un colibrí: rápido, ligero, sin detenerse mucho en cada estación.Ve el día que la conoció, como si lo estuviera viviendo en este instante. Ella tan viva, tan serena, tan segura e iluminando la habitación. Recuerda que le pareció más madura y de mayor edad. Recuerdaque busco propiciar ese primer contacto, cruzar alguna palabra con ella. A él, que le cuesta trabajo propiciar contactos y cruzar palabras con aquellos que forman parte de su vida desde hace años....
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