el desvanecimiento del milagro


Estimados padres de familia:

Reciban un caluroso saludo esperando que gocen de Dios en sus hogares, pero sobre todo en cada uno de los miembros de su familia.
El motivo del presente escritono es sino para manifestarles la profunda preocupación de la Iglesia por todos los jóvenes que asisten a sus parroquias, a los jóvenes de nuestra comunidad. Estamos en tiempos difíciles. Bueno, laverdad es que siempre han sido tiempos difíciles, cada tiempo tiene lo suyo, y esta no es la excepción. Hay muchas mejorías, pero aparecen otras que son difíciles de combatir.
Y algo es sorprendente; lajuventud. Los jóvenes tienen hambre de cambiar el mundo, de querer hacer algo por su mundo. Su hijo o hija tiene ideales – tal vez estén enterados de lo que quieren sus hijos-, metas, tienen uncorazón grande que pide día a día ser amado, escuchado. Los jóvenes en su mayoría sufren muchas crisis en todos los sentidos: crisis emocionales, afectivas, morales, existenciales. Y todo ello termina enalgo que es muy palpable: crisis de Dios. El joven ya no cree en Dios, es difícil hoy día que el joven crea en Dios, que se acerque a la Eucaristía al menos los domingos; no se diga para confesarse.Resulta más llamativo una fiesta, el baile, por de compras, al cine…menos Dios. Esto es interesante porque eso nos inquieta por saber qué será del futuro de ellos. Es solo una sana preocupación la queles externo, no más que la que ustedes tienen por su hijos.

Sucede algo interesante. En la parroquia hay un grupo de jóvenes al cual su hijo (a) asiste, y eso dice mucho. Me da gusto que den estaoportunidad de crecimiento a sus hijos. Parecerá que a veces toda la semana se la quieran pasar en el templo. Puede resultar molesto. Pero yo quisiera que no lo vieran así, sino como una bendición deDios. Esto no es un citatorio por alguna vagancia o por algo roto que haya que pagar, sino tan solo el manifestarles la alegría de compartir la fe con ellos. Pero, ¿Quién es el que escribe? Bueno,...