El Elogio Al Maestro

Páginas: 7 (1716 palabras) Publicado: 24 de julio de 2012
GEORGE STEINER CÉCILE LADJALI
ELOGIO DE LA TRANSMISIÓN
ISBN-13: 978-84-7844-878-4 ISBN - 10:84-7844-878-0

9 788478 448784

1 1 1 II 1

C.1

O

o

George Steiner Cécile Ladjali

Elogio de la transmisión
Maestro y alumno
Traducción de Gregorio Cantera

Biblioteca de Ensayo

26

(serie menor) Ediciones Siruela

1.' edición: abril de 2005



Índice

2.' edición:mayo de 2006

Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada o transmitida en manera alguna ni por ningún medio, ya sea eléctrico, químico, mecánico, óptico, de grabación o de fotocopia, sin permiso previo del editor. Título original: Éloge de la transmission.
Le maitre et l'éléve

Elogio de la transmisión Prefacio
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1. Elogio dela dificultad 2. Creatividad 3. Gramática y escuela

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Colección dirigida por Ignacio Gómez de Liaño Diseño gráfico: Gloria Gauger © Éditions Albin Michel S. A., 2003
©

101 117 125 137

De la traducción, Gregorio Cantera Ediciones Siruela, S. A., 2005, 2006
28010

4.El profesor

c/ Almagro 25, ppal. dcha. Madrid. Tel.: 91 355 57 20

5. Los maestros 6. Los clásicosFax: 91 355 22 01 siruela@siruela.com www.siruela.com Printed and made in Spain

7. En clase Nota bibliográfica Agradecimientos

155

163

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Elogio de la transmisión

Prefacio

En lo recóndito, todo es ley. Rainer Maria Rilke, Cartas a un joven poeta

«El júbilo conoce.» La fórmula es de Rilke', y me trae a la memoria las muestras de contento con que recibieron misalumnos el prefacio de George Steiner, destinado a encabezar Murmures, un libro de poemas que habían preparado. Acababan de escribir sesenta sonetos sobre el mito de la caída. Páginas rebosantes de imágenes infernales, en las que se
' Rainer Maria Rilke, Los sonetos a Orfeo, 1, 8, trad. de Eustaquio Barjau, Cátedra, Madrid 1993, pág. 141.
2

Murmures, prefacio de George Steiner, L'Esprit desPénin-

sules, París 2000.

11

reconocía la pálida silueta de Perséfone, la laguna Estigia y sus verdosas aguas, un blanco cabello de las Danaides, e incluso las añiles calderas del cristianismo. Más allá de la mitología y de los círculos de la

Divina comedia, los más dotados de ellos fueron ca paces de desgranar metáforas hasta la época actual, hasta llegar a evocar el infierno de los camposde concentración. No les asustó la dificultad de la tarea, llevada a cabo con tal dignidad que hasta el autor de Después de Babel se les sumó, para encontrarse con ellos en la escritura y construir juntos una esperanza. La experiencia resultó curiosa, cuando menos. Pocas posibilidades tiene de tratar con unos alumnos de Seine-Saint-Denis un profesor emérito, miembro fundador del Churchill Collegede Cambridge; sucesor de Eliot en la cátedra de poesía de Harvard e impulsor de un seminario de literatura comparada en la Universidad de Ginebra. Pero el caso es que, si los alumnos tuvieron oportunidad de descubrir la satisfacción que procura el saber, George Steiner experimentó, por su parte y sin lu12

gar a dudas, aquella que entraña el hecho de transmitirlo. Gracias a la cálida acogidaradiofónica que nos dispensaron Nicolas Demorand y Laure Adler, de France Culture, Steiner y yo tuvimos ocasión, en su día, de relatar los pormenores de dicho encuentro. Y así, dos años más tarde, ven la luz aquellas conversaciones. En un momento en el que, en Francia, la cuestión escolar está más candente que nunca, la inteligencia y la satisfacción que emanan de las consideraciones de Steiner alhablar de los alumnos invitan al silencio, reflexivo y respetuoso, que impone el sentido común. Este libro tan sólo aspira a reproducir el milagro de plantear unas cuantas preguntas que merezcan la pena, más allá de la suficiencia de tantas respuestas de las que nos creemos depositarios; a reflejar la limpieza de corazón de un maestro que invita a su alumno a seguirle; un paseo por ese tiempo de...
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