El Uruguay de las Vacas gordas (1945)
Páginas: 39 (9738 palabras)
Publicado: 16 de noviembre de 2013
PROYECTO DE HISTORIA y LITERATURA
TÍTULO. “EL URUGUAY DE LAS VACAS GORDAS”
INTRODUCCIÓN.
Corrían los años cuarenta y llegaron alegremente los cincuenta. El Uruguay era la “Suiza de América”. Sin deuda externa, con democracia y con un generoso Estado Protector, incapaz de ver, sin embargo, y menos aún de remediar, los incipientes “cantegriles” montevideanos ni los “pueblos de ratas”que entristecían nuestras prósperas campiñas. Habíamos sido campeones mundiales de fútbol y volvimos a serlo en 1950. De la vieja Europa seguían llegando inmigrantes, que eran recibidos con los brazos abiertos. Cualquier hijo de zapatero podía convertirse en ministro o presidente de la República. Era esta la visión de Carlos Maggi, integrante de la Generación del ¿45.
Se vive el momento cumbre dela restauración reformista con la presidencia de Luis Batlle Berres (1947 -1951), vicepresidente de la fórmula victoriosa en las elecciones de 1946, que había accedido a la Primera Magistratura ante la muerte de Tomás Berreta. Sobrino de Batlle y Ordóñez, Luis Batlle proyectó un liderazgo renovador que rápidamente lo hizo popular y le dio la supremacía en el litigio interior del batllismo. Con unefecto simbólico muy fuerte, un Batlle volvía a presidir el apogeo de un proyecto reformista. El cuadro restaurador parecía darse en toda la línea, al punto tal que hasta podría discutirse la denominación de éste período como de “neobatllista”, por todo lo que el prefijo exige de novedad, de redefinición, de proyección genuina de un legado.
Concluida la Segunda Guerra Mundial, se reanudaronlos vínculos con la actividad cultural europea, y la nueva generación de escritores deseaba ponerse al día con la cultura de la postguerra, afilando sus ingenios contra la mediocridad espiritual y el acomodo burocrático que imperaban en algunos círculos literarios de Montevideo.
Aquellos jóvenes escritores, entre los que se destacaría muy pronto Mario Benedetti (1920), junto a Emir RodríguezMonegal, Carlos Martínez Moreno., Idea Vilariño y tantos otros, no desdeñaban la identidad lingüística e histórica de la región, pero apuntaban hacia una comunicación cosmopolita. No eran, en general, nacionalistas ni tradicionalistas, pero sentían la necesidad de enfrentar la realidad uruguaya con lucidez y espíritu crítico.
El movimiento cultural del “45”, aunque integrado por muchos activistas deizquierda, o precisamente por eso, se declaraban, en sus comienzos apolíticos, adoptando una actitud de independencia y extremo recelo ante los poderes estatales. Se rechazaban las subvenciones y los premios del gobierno, a menudo, viciados por el amiguismo o el acomodo político, y antes que recurrir a esos favores sospechosos, no habiendo empresarios capaces de apoyar ni entender la capacidadartística, fueron los propios artistas quienes, en los años cuarenta y cincuenta, fundaron empresas no comerciales, como la pequeña imprenta – editorial La Galatea de José Pedro Díaz y Amanda Berenguer, o las revistas culturales Asir, Número, etc., que también editaban libros, o los teatros independientes, que crearon una federación de instituciones artísticas y docentes, basadas en rigurososprincipios de solidaridad y exigencia estética, que no tenían fines de lucro ni contaban con el respaldo de grandes capitales.
Preciso es reconocer, sin embargo, que los gobiernos batllistas de la época apoyaron a este proceso cultural impulsado por sus más intransigentes opositores. Tres instituciones fueron decisivas para concretar este apoyo. El Sodre, fundado en 1930, la Comedia Nacional, fundada en1947, y la Escuela Municipal de Arte Dramático, creada poco después. Claro está que la escuela pública obligatoria y laica, y la atención de la salud popular, entre otras políticas sociales, crearon el marco necesario para este desarrollo espiritual.
PREGUNTA PROBLEMA:
¿En qué medida la Generación del 45 es hija del momento histórico que le toco vivir?
HIPÓTESIS:
El...
TÍTULO. “EL URUGUAY DE LAS VACAS GORDAS”
INTRODUCCIÓN.
Corrían los años cuarenta y llegaron alegremente los cincuenta. El Uruguay era la “Suiza de América”. Sin deuda externa, con democracia y con un generoso Estado Protector, incapaz de ver, sin embargo, y menos aún de remediar, los incipientes “cantegriles” montevideanos ni los “pueblos de ratas”que entristecían nuestras prósperas campiñas. Habíamos sido campeones mundiales de fútbol y volvimos a serlo en 1950. De la vieja Europa seguían llegando inmigrantes, que eran recibidos con los brazos abiertos. Cualquier hijo de zapatero podía convertirse en ministro o presidente de la República. Era esta la visión de Carlos Maggi, integrante de la Generación del ¿45.
Se vive el momento cumbre dela restauración reformista con la presidencia de Luis Batlle Berres (1947 -1951), vicepresidente de la fórmula victoriosa en las elecciones de 1946, que había accedido a la Primera Magistratura ante la muerte de Tomás Berreta. Sobrino de Batlle y Ordóñez, Luis Batlle proyectó un liderazgo renovador que rápidamente lo hizo popular y le dio la supremacía en el litigio interior del batllismo. Con unefecto simbólico muy fuerte, un Batlle volvía a presidir el apogeo de un proyecto reformista. El cuadro restaurador parecía darse en toda la línea, al punto tal que hasta podría discutirse la denominación de éste período como de “neobatllista”, por todo lo que el prefijo exige de novedad, de redefinición, de proyección genuina de un legado.
Concluida la Segunda Guerra Mundial, se reanudaronlos vínculos con la actividad cultural europea, y la nueva generación de escritores deseaba ponerse al día con la cultura de la postguerra, afilando sus ingenios contra la mediocridad espiritual y el acomodo burocrático que imperaban en algunos círculos literarios de Montevideo.
Aquellos jóvenes escritores, entre los que se destacaría muy pronto Mario Benedetti (1920), junto a Emir RodríguezMonegal, Carlos Martínez Moreno., Idea Vilariño y tantos otros, no desdeñaban la identidad lingüística e histórica de la región, pero apuntaban hacia una comunicación cosmopolita. No eran, en general, nacionalistas ni tradicionalistas, pero sentían la necesidad de enfrentar la realidad uruguaya con lucidez y espíritu crítico.
El movimiento cultural del “45”, aunque integrado por muchos activistas deizquierda, o precisamente por eso, se declaraban, en sus comienzos apolíticos, adoptando una actitud de independencia y extremo recelo ante los poderes estatales. Se rechazaban las subvenciones y los premios del gobierno, a menudo, viciados por el amiguismo o el acomodo político, y antes que recurrir a esos favores sospechosos, no habiendo empresarios capaces de apoyar ni entender la capacidadartística, fueron los propios artistas quienes, en los años cuarenta y cincuenta, fundaron empresas no comerciales, como la pequeña imprenta – editorial La Galatea de José Pedro Díaz y Amanda Berenguer, o las revistas culturales Asir, Número, etc., que también editaban libros, o los teatros independientes, que crearon una federación de instituciones artísticas y docentes, basadas en rigurososprincipios de solidaridad y exigencia estética, que no tenían fines de lucro ni contaban con el respaldo de grandes capitales.
Preciso es reconocer, sin embargo, que los gobiernos batllistas de la época apoyaron a este proceso cultural impulsado por sus más intransigentes opositores. Tres instituciones fueron decisivas para concretar este apoyo. El Sodre, fundado en 1930, la Comedia Nacional, fundada en1947, y la Escuela Municipal de Arte Dramático, creada poco después. Claro está que la escuela pública obligatoria y laica, y la atención de la salud popular, entre otras políticas sociales, crearon el marco necesario para este desarrollo espiritual.
PREGUNTA PROBLEMA:
¿En qué medida la Generación del 45 es hija del momento histórico que le toco vivir?
HIPÓTESIS:
El...
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