El vendedor de urnas (cuento)

EL VENDEDOR DE URNAS





Elena salió del consultorio de su siquiatra y guardó en el bolso la fórmula del sedante que él periódicamente le prescribía. Se alejó del elegante edificio, decidida acaminar un rato, para no regresar muy pronto a casa.
Los almacenes del centro comercial adonde se dirigió no ofrecían algo que no tuviera o que le interesara. De repente, en una vitrina, Elena vioreflejado un conjunto de colores y movimiento que le hizo mirar en esa dirección: una feria de artesanías se había instalado en el parque vecino, y el ambiente, misterioso y diferente, la atrajo.Caminó entre los puestos instalados en el suelo, curioseando los cachivaches exhibidos, oliendo los aromas penetrantes y escuchando escépticamente las promesas de amor, éxito y fortuna que se obtendríanal encender una vela de un color determinado.
Un hombre alto, con un traje estrafalario, la miraba fijamente. Cuando sus ojos se encontraron con los de Elena, ésta tuvo que detenerse frente a él.¿Busca algo especial, señora?, Preguntó el hombre.
Sólo estoy mirando, respondió Elena, iniciando la retirada.
Tengo objetos muy especiales, insistió el vendedor, traídos de lugares remotos. Observeesta caja, es una urna para atrapar pesadillas y temores. Los malos sueños se encierran allí y dejan de formar parte de su vida. ¿Qué opina, la lleva?
Elena no pudo evitar levantar sardónicamenteuna ceja.
¿En verdad hace todo eso? Debe ser carísima, comentó.
Todo tiene su precio, claro está, sin embargo si desea algo más favorable...
No, gracias, dijo Elena mientras se alejaba rápidamente.Debo irme, se hace tarde, añadió.
El vendedor se quedó mirándola y guardó la urna abierta.
Elena encendió el motor del carro. ¿Se podrían atrapar los miedos? Se preguntó, y si fuese posible,¿ cuálmiedo guardaría? Recordó el temor a la oscuridad que le impedía dormir cuando era niña.
O el pánico ante la indiferencia de su amante. Quizá el temor frente a la infidelidad de su esposo
Durante...