ELVACIO Y LA CIUDAD
FACULTAD DE ARQUITECTURA Y DISEÑO
DEPARTAMENTO DE ESTETICA
PROFESOR: JAIME TORO A.
La velocidad, el vacío, el fragmento
*
y la imagen de la ciudad clásica
Hilde León y Konrad Wohlhage
Los elementos ordenadores clásicos del urbanismo —la plaza, la calle y el
monumento— parecen estar ya agotados, poco tiempo después de su
redescubrimiento.
La velocidad, el vacío y el fragmento son los atributos elegidos por sí mismos de
una arquitectura de la gran ciudad pretendidamente acorde con nuestro tiempo,
una arquitectura que reclama para sí el oponerse de manera flexible y adaptable
a la intención de las ideas globalizantes de orden.
Al intento de devolver al espacio público una identidad, una familiaridad y una
continuidad acudiendo retrospectivamente al vocabulario tradicional del
urbanismo, se oponen propuestas radicales que comprenden la ciudad como un
“collage” de “Readymades” e imágenes en movimiento.
Estos puntos de vista esencialmente diferentes son confrontados a través de siete
ejemplos.
La plaza urbana recoge el tránsito, crea un espacio para permanecer, es un signo de
calma, una superficie claramente definida. La calle acelera, es el apresuramiento, es un
espacio con dirección lineal, es la imagen del movimiento. El monumento relieva la
importancia del lugar, atrae su entorno como un magneto, dirige las fuerzas, brinda
orientación, es un gesto significativo, es un punto. La plaza, la calle y el monumento
son los elementos clásicos del urbanismo que dan sentido a los movimientos dentro de
la ciudad, son los elementos del orden que fuera redescubierto tras las mutilaciones de
la postguerra, tras la zonificación ideológica de la ciudad.
Debe discutirse si la ciudad clásica, empero, puede suministrar imágenes
suficientemente satisfactorias para la dinámica actual de la gran ciudad, su tráfico
masivo y una óptica transformada por el cine. Al anhelo de imágenes fijas se opone el
deseo de cambio. Los redescubridores de la ciudad clásica se enfrentan a aquellos que
quieren tematizar la velocidad y la dinámica, a aquellos que entienden la ciudad como
un “collage” de fragmentos históricos. Se colocan frente a frente por una parte, la voluntad de embellecer la ciudad, el
“Embellessimént” en su significado original, la búsqueda de una imagen segura y, por otra parte,
la tendencia hacia una nueva autenticidad, hacia una representación del desorden y la prisa y la
búsqueda esencial de su expresión pertinente.
Ambos convencimientos polemizan el uno contra el otro con argumentos como la regresión, la inocuidad, el idilio o la referencia al formalismo, a la rápida estilización, a
la arquitectura maquillada de intelectualidad, hecha para ser publicada. El deseo
común, —y aquí tocan ambos el tema del tiempo— es la reurbanización y valoración
estética del espacio público, la búsqueda de una imagen contemporánea de la ciudad que se aparte de la indiferencia de los planificadores urbanos tecnócratas.
La ciudad clásica como modelo
A comienzos de este año invitaron los organizadores del la 17 Trienal de Milán a un
viaje italiano. Pero contrariamente al deseo de Goethe de estudiar la belleza clásica en
el lugar, los arquitectos italianos e internacionales debían elaborar propuestas para el
reordenamiento de algunos sectores urbanos de nueve ciudades del país. De cada una
fueron escogidos problemas urbanísticos actuales, los cuales en suma, más allá de la
tarea concreta, tienen como tema la radical transformación general sufrida por esas
ciudades.
En todos los casos se trataba de reconquistar la identidad del espacio urbano, para
elevar el espacio ...
Regístrate para leer el documento completo.