Emisiones de plomo, destrucción para todos
Desarrollo Sostenible
Emisiones de Plomo, destrucción para todos.
El estilo de vida del hombre contemporáneo está fuertemente influenciado por el modelo consumista, el que a su vez hace que la gente se incline a una gran variedad de productos para tener una sensación de bienestar y de satisfacción a sus necesidades. Muchos de los insumos de productos como baterías, municiones, recubrimiento de cables, fontanería, soldadura, caracteres de imprenta y varios metales1, provienen de elementos químicos como el Plomo que se obtiene de industrias altamente contaminantes como la de fundición de metales. En los Andes centrales del Perú, se encuentra la empresa estadounidense DOE RUN dueña del complejo metalúrgico de la Oroya, cuyo negocio radica en la transformación de concentrados polimetálicos para producir y vender metales básicos, metales menores, sub‐productos y concentrados. Esta industria por los procesos inherentes de su negocio, ha generado fuertes impactos ambientales y sociales, llevando al estado peruano a tomar medidas para controlar dichos impactos; sin embargo, tras más de una década de estar operando la compañía no ha cumplido muchos de sus compromisos y por el contrario se ha aprovechado de algunas deficiencias del estado peruano para sobreponer sus intereses y evadir las responsabilidades. Desde 1922 con el inicio de operaciones del complejo metalúrgico de La Oroya, la presencia del plomo en el ambiente ha ido aumentando progresivamente, las emisiones de residuos tóxicos que se arrojan diariamente y se depositan dentro del ambiente y suelo de las poblaciones cercanas a la fábrica, han causado problemas ambientales y sociales, siendo la salud de los habitantes de la comunidad, uno de los más preocupantes, ya que se ha evidenciado que incluso con bajos niveles plasmáticos de plomo se presentan efectos adversos. En el marco del convenio de cooperación entre el Ministerio de Salud del Perú, la Dirección General de Salud Ambiental del Perú y la empresa minera, en el año 2005, se realizo un análisis sanguíneo de los niveles de plomo en los niños de la Oroya demostrando que dentro de los participantes, 61 niños tenían niveles de plomo de entre 45 y 70 ug/dl en sangre, así como 5 con intoxicación superior a los 70 ug/dl en sangre. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) el nivel permisible de plomo en sangre es de 10 ug/dl de sangre. Sin embargo, en la Oroya se ha determinado que, en general, los niveles de plomo en sangre se ubican en un 99.7% por encima de lo permisible2 . Estudios efectuados sobre las consecuencias de niveles sanguíneos de plomo, demuestran que la intoxicación aguda por plomo con niveles plasmáticos cercanos a 100 ug/dl ocasiona alteraciones a nivel cerebral y aunque no son muy frecuentes si ponen en riesgo la vida y requieren un tratamiento agresivo y oportuno. Por su parte, la intoxicación crónica se presenta en una gran cantidad de niños que manifiestan síntomas que no son fácilmente identificables, por la exposición de bajo nivel al plomo (10 ug/dl) y que incluyen, trastornos en la conducta, ligera deficiencia en la agudeza auditiva y talla reducida; además con niveles plasmáticos de plomo de 10 a 20 ug/dl se ha evidenciado disminución en el coeficiente intelectual, lo cual tiene implicaciones tanto desde el punto de vista de la salud pública como en aspectos laborales futuros, que puede
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Universidad Autónoma de Madrid, Plomo, http://www.uam.es/docencia/elementos/spV21/sinmarcos/elementos/pb.html ...
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