Enfermedades del sistema nervioso

Mijito será grande, predije. Sus padres me lo dejaron encargado, pero no quiero recordar el porqué.
En mis épocas de estudiante me había afiliado a varias organizaciones socialistas que a lasfinales, por más está decir, fracasaron. Así que un poco decepcionado propuse a mi sucesor. Sí, Mijito crecería y continuaría “la lucha social”. Aún no estaba en el colegio pero le compré soldaditos ypistolitas para que juegue a la guerrita; un año más y le enseñaría a leer.
En las tardes, después de venir de dictar clases sobre marxismo en los parvularios del sindicato de obreros, lo encontrabaconspirando con sus soldaditos para penetrar en territorio chileno e invadir Santiago, o a veces se creía el héroe que traía a nado al Huáscar, y no hubo ocasión en que lo vi herido de muerte, recitandoel "Canto coral a Túpac Amaru" que yo le había enseñado a decir de memoria. Sacrifiqué mis ratos libres para encargarme de él, cosa rara para un joven en plena base veinte, incluso llegué a rechazar enel altar a la novia con la que me iba a casar, pues una mujer en nuestros planes era sinónimo de tregua en nuestras futuras luchas apasionadas. Un año más tarde lo mandé a la escuela, con un poco dedesconfianza porque a las finales una educación como la de aquellas épocas significaba una contaminación en nuestros planes infinitos. Y no estuve equivocado, pues una vez lo encontré leyendo unoscuentos, donde Los tres chanchitos, La caperuza y El principito amenazaban con volverlo un pacífico, torpe y, quizá, un tarado. “Dame eso”, le dije, “tú sólo debes leer la verdad”. Y la verdad llegó a suvida – y a mis oídos – cuando empezó a cubrir mis días, interpretando con ingenio las doctrinas de Marx, Lenin, Stalin y Mao Tse Tung y las teorías desinhibidas de los socialistas utópicos, y no poreso dejó de lado a los genios de Proudhon, Bakunin y Kropotkin. A Mariátegui lo leyó al último, pues quise que fuera una sorpresa para su cumpleaños.
El mundo da vueltas y si te encuentra mal...