Ensayo: "kapuscinski me habló un domingo"

Páginas: 7 (1745 palabras) Publicado: 5 de mayo de 2010
Egon Erwin Kisch, Gianni Mina, Don Graham, Ignacio Ramonet y sin duda, Riszard Kapuscinski. Usted se preguntará ¿Y ellos? Para el civil común no más que nombres, para un periodista, maestros del oficio.

Una noche de domingo, pensando en lo que me depara el futuro con respecto a trabajo y estudio, sin duda, la divina comedia para un universitario, estos personajes me visitaron de sopetón.Convidados de piedra en la escritura de medianoche, mal que mal, una visita honorífica para un periodista en ciernes.

La taza de café se enfriaba sobre la mesa, Ramonet me criticaba la longevidad senatorial de mi segundo párrafo, Kisch se quejaba, pero admiraba a regañadientes, mi prosa estrafalaria, pero necesaria según sus epítetos. Mientras tanto, Don Graham manoseaba mi vieja libreta, testigo demúltiples batallas de la entrevista, la miraba hoja a hoja sin recibir estímulo alguno, con mirada fría, correspondiente al gran “chairman” del Washington Post. El celular muerto de espanto prefería largarse a dormir ya que por descuido, esa misma tarde, olvidó recargar baterías. Tres vueltas de cuchara sobre el café cargado, dos discusiones sobre política, una charla sobre amor no correspondido,inspiración pernoctando en el “patio de los callados” y un consejo sabio, ¿De quién? Simplemente diré: del maestro.

Se acercó lentamente, con altura de gigante escandinavo y prosa de juglar medieval, ojos cansados pero aventureros, vistas cansinas quizás atadas a recuerdos de guerras por diamantes de sangre, o masacres de tutsis; de cabello cano y manos gastadas y de voz aterciopelada. No leimportó si el párrafo excedía los límites de la media, o si la libreta carecía de múltiples garabatos, lo que él vio fue una inspiración perdida entre la conversación descafeinada y pelicana de esos viejos sabuesos del periodismo.

Desconcertado lo miré sin escrúpulos directamente a sus ojos transparentes y pregunté ¿Acaso mis oídos torturados por la postmodernidad tienen el honor de escuchara Riszard Kapuscinski? Asertivo y muy correcto silabeo perfectamente un profuso sí, con su mano en mi hombro tendió un consejo sobre mi libreta mental.

Hay un cierto egoísmo en lo que escribo, siempre quejándome del calor, el hambre o el dolor que siento, pero es terriblemente importante tener autentificado lo que escribo porque ha sido vivido. Con eso, concluí que quejarme quizás no era tanmalo como todos me decían.

Después de su consejo, mi cara recibía a la inspiración como viuda que espera a su amado en sueños. Kapuscinski toma la taza de café y la bebe con el escándalo de una mujer en celo -¡Está frío! Eh chico, con razón la inspiración viajó a otro lugar- Aseveré sin mediar razón, tomé mi chaqueta fumigada por cigarrillos festivaleros y decidí salir a caminar por la avenidadel mar.

Dejé a esos buques del periodismo en casa, alguien debía cuidar mi trabajo en construcción después de todo. Tomé el celular, utilicé todos mis dotes masculinos, hice oda a mi labia y concerté una salida acompañada.

Caminando junto a una hermosa rubia por los trasnoches de un domingo, repleto de pensamientos frívolos y simples sobre el periodismo y su actualidad, llegué a unainterrogante siempre presente en el directorio de mi cabeza ¿Cuál es la importancia del reportaje en la sociedad y en el mundo periodístico? ¿Qué me dirá Kapuscinski respecto a esto? Mientras me formulaba esas preguntas, esperaba ansioso la visita interesada de la anhelada inspiración. Después de varias vueltas bajo la luna, y depositar una inmensidad de sueños con mi blonda acompañante, la tan esperadavisita llegó. Y se me vino a la mente otra inquietud ¿Qué sería de este mundo sin mujeres? Di gracias a la fémina con rizos de oro fiel Penélope de mis días y me devolví con paso raudo a responder todas las interrogantes de mi vida periodística en proceso.

Ya no estaban esos personajes, en verdad, siempre están en mi mente. Miré la taza de café, tomé un bolígrafo regalado por mi maestra y tracé...
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