Espiritu De Las Leyes
No todas nuestras diversas organizaciones sociales son igualmente conformes á este principio, ni todas tienen una tendencia igual á acercarse y someterse á él, y asi es esencial estudiarlas separadamente. Despues de haberlas examinado bien, hemos hallado ya en el segundo libro, que los gobiernos vienen todos á reducirse á dos clases; á saber, los que están fundadossobre los derechos generales de los hombres, y los que se pretenden fundados sobre ciertos derechos particulares.
Montesquieu no ha adoptado esta division: clasifica los gobiernos por la circunstancia accidental del número de los "hombres que son depositarios de la autoridad; y busca en el libro tercero cuáles son los principios motores, ó por mejor decir conservadores de cada especie degobierno; y sienta que el principio del despotismo es el temor, el de la monarquía el honor, y el de la república la virtud. Estas aserciones pueden estar mas ó menos sujetas á la explicacion y disputa; pero sin negarlas absolutamente, creemos poder afirmar que de la discusion en que ellas nos han empeñado resulta que el principio de los gobiernos fundados sobre los derecho de los hombres es la razon.Nos reduciremos pues á esta conclusion que será confirmada por todo lo que digamos despues.
En el libro cuarto se trata de la educacion, y Montesquieu sienta que debe ser relativa al principio del gobierno para que éste pueda subsistir. Me parece que tiene razon, y yo saco de ello esta consecuencia: que los gobiernos que se apoyan sobre algunas ideas falsas y oscuras, no deben arriesgarse á dar ásus súbditos una educacion muy sólida: que los que necesitan mantener á ciertas clases en el envilecimiento y la opresion, no debe permitir que se instruyan; y que solamente los gobiernos fundados en la razon son los que pueden desear que la instruccion sea sana, fuerte y general.
Si los preceptos de la educacion deben ser relativos á los principios del gobierno, no puede dudarse que con mas razondeben serlo las leyes propiamente dichas, que son la educacion de los hombres hechos. Asi con efecto lo dice Montesquieu en el libro quinto, y por consiguiente no hay uno de los gobiernos de que habla al que no aconseje algunas medidas evidentemente contrarias á la justicia distributiva y á los sentimientos naturales del hombre. No dudo que necesiten de estos tristes recursos para sostenerse;pero hago ver que al contrario los gobiernos fundados sobre la razon no tienen que hacer mas que dejar obrar á la naturaleza, y seguirla sin oponerse á ella.
Montesquieu destina únicamente el libro sexto á examinar las consecuencias de los principios de los diversos gobiernos con relacion á la sencillez de las leyes civiles y criminales, á la forma de los juicios, y al establecimiento de las...
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