Estudiante
-¡Eddie!, salí ya-dijo Matt golpeando la puerta con fuerza harto de esperar a una de sus extrañas entradas tardías.
Eddie salió del baño yempezó a cruzar el estrecho pasillo que servía de backstage en El Tinglado, el único lugar de su ciudad donde se podía rockear como Dios manda. Ya eran veteranos en aquel lugar, hace dos años que tocabanuno que otro sábado ahí.
Tenían un pase de por vida para tocar ahí gracias a un acuerdo con el amable homosexual Antonio/a, fan del rock y los muchachos jóvenes; cada vez que ellos quisieran tocar,pasaría la noche con su batería, Mauricio.
-Si yo le gustara, cambiaría de lugar contigo-respondió Matt a las protestas de Mauricio-Todos tenemos que hacer sacrificios-sentencio el líder de labanda.
The Brokens, era el nombre de la banda con quien Eddie quería tocar hasta el día que dejara de respirar. Ese era el único pensamiento constante en su oscilante temperamento. O al menos así erahasta hace unas semanas, un pensamiento igual de fuerte había surgido, un pensamiento que lo había hecho tomar la decisión de aquella noche.
Planeo esa noche en su cabeza, cosas que nunca hacía, el nuncaplaneaba nada, varias semanas antes.
Todo por ella- pensaba cada vez que una distracción se cruzaba en su inquieta atención.
La había visto en su concierto, miró hacia el público y sus ojos seclavaron en ella. Pálida, de pelo negro oscuro igual que sus ojos. El vio que ella se sentía fuera de lugar, probablemente era su primer concierto. Su instinto le ordenó ir con ella, y Eddie siempre hacíacaso a sus instintos.
Saltó del escenario y nadó entre sus fans, todavía cantando con el micrófono inalámbrico, se paró frente a esa chica y terminó la canción. Ahí en medio de los gritos de sus...
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