Experiencias

Experiencias

Las cinco y media de la mañana. El microbús raudo y ligero recorre las empedradas calles recogiendo a sus singulares pasajeros: caballeros y damas de educación tradicional. Las conversaciones desde que suben hasta que bajan son amenas, llenas de cariño, de recuerdos y de bromas. Las calles empedradas del pequeño pueblo enclavado entre campos verdes, cactus, eucaliptos, olores dehierba fresca, se ven limpias, Los parroquianos caminan en busca del pan para el desayuno familiar. Las madres, vestidas con sus faldones amplios llenos de colorido, se afanan preparando las viandas llenas de amor, encanto y gusto. Las 7 a.m. todo huele a sopa, a chicharrones de cerdos criados con maíz, con jora, con hierba pura que los engordan para ser las delicias, más tarde, de cuantaspersonas pasan por las callecitas angostas, pero ricas en sabores, en atención y sobre todo en riqueza humilde de corazones abiertos a estar siempre dispuestos a dar todo o lo poco que tienen.
En el bus, todos llevan el mismo destino, San Jerónimo, pueblito cálido, rodeado de campos de cultivo, haciendas y chacras, donde el olor a yerba y a leche fresca invade el ambiente.
Los habitantes del lugarempiezan su faena diaria: labrar la tierra, ordeñar las vacas, vender sus hortalizas, ofrecer a los viajeros que pasan, diferentes potajes; desde panes de centeno, golosinas, galletas, maicillos y otros deliciosos platillos que acercan a las ventanillas de los buses que paran a tomar algo.
La vida discurre tranquila aparentemente, sin embargo el afán es contagioso. Campesinos que madrugan,transportistas que alistan sus ómnibus y camiones, para viajes unas veces largos y otros cortos. Maestros de todas las edades, de diferentes especialidades que bajan prestos de sus movilidades para dirigirse, primero al Local principal para firmar la asistencia. Luego, cada cual, se dirige a uno de los cinco simpáticos locales en donde desempeña su labor docente.
Cinco locales, en el InstitutoExperimental N° 3 de San Jerónimo del Cuzco. Casonas antiguas, locales modernos, aulas bien implementadas, ventiladas y llenas de luz, pero lo más valioso de todo este entorno provinciano, de agricultores, muchos de ellos, analfabetos,…son los alumnos grandes, (de todas las edades), medianos y chicos, llenos de ilusiones y deseos de aprender. Sencillos, casi todos hijos del campo, de negocianteschicos, de camioneros, absortos en sus quehaceres. En muchos casos consideran que el aprender de sus hijos, era peligroso para ellos. Sí, creían que al saber más que ellos, podían sentirse superiores y con más derechos. Sin embargo, la realidad era otra, solo querían saber más, estaban ávidos de volar con sus propias alas, conociendo algo más que sus modestos padres.
Allá por los años 60, en elInstituto Experimental, (llamado así porque en él, se aplicaban diversos métodos de lecto-escritura, se impartían cursos denominados “talleres” para los alumnos de los últimos grados de Primaria), contaba con más de 60 profesores de todas las especialidades: Sastres, panaderos, modistas, profesores de educación regular y técnicos en agricultura.
El bus, y las demás movilidades llegaban cuandoel sol rayaba por los cerros, rodeados de eucaliptos, molles y retamas, iluminando calles y pequeñas plazas. Cada docente se encaminaba a su lugar de trabajo. Raudos, ligeros, con la ilusión de llegar a un ambiente grato, de entrega y de calidez verdadera, en donde los mayores aconsejaban a los jóvenes profesores. Les hablaban con la verdad en la mano como hablan los padres a sus hijos, eran lavoz de la experiencia. Cuidaban y recalcaban la importancia de la imagen del docente; cómo tratar a los padres analfabetos, unas veces sumisos y otras prepotentes. Cuántas enseñanzas, cuántos aprendizajes y cuánta calidez al decir las cosas llenas de cariño y sabiduría sencilla, pero práctica. Éramos toda una autoridad. Con apenas 19 años de vida, viví años valiosos porque el entorno era de aire...