General motors
La quiebra en EE UU puede ser parte de la solución para la supervivencia de compañías insolventes. Someterse a la tutela judicial no supone un estigma para las empresas y son muchas las que han salido fortalecidas tras pasar por este trance. Elsecreto estriba en el tiempo. Es probable que el proceso no dure más de tres meses. De ser así, es una lección para legislaciones como la española.
Sin embargo, la empresa tendrá que hacer sacrificios notables para sanearse. Su plan de reestructuración establece el cierre definitivo o temporal de 14 plantas, despidos en torno a los 21.000 trabajadores (un 10% de la plantilla), la supresión de lamitad de los concesionarios y deshacerse de cuatro de sus marcas: Pontiac -que desaparecerá-, Saturn, Hummer y la sueca Saab. Para su salvación, será nacionalizada. Contará con el apoyo del Gobierno de Barack Obama, que inyectará 30.100 millones de dólares -a sumar a otros 19.400 millones ya concedidos-, y del canadiense, que aportará otros 9.500 millones. En euros, en total unos 42.000 millones.Ambos Estados controlarán conjuntamente el 72,5% del capital de la nueva sociedad.
Se entiende que Opel quede fuera de la operación. Es políticamente difícil justificar que el dinero de los contribuyentes estadounidenses y canadienses sirva para salvar empleos europeos. Por tanto, la segregación de la marca europea viene a simplificar mucho las cosas.
Porque el sector del automóvil en EE UUpadece un problema estructural desde hace años. La demanda ha evolucionado hacia modelos más pequeños y de menor consumo. Sin embargo, la industria estadounidense, con los tres gigantes de Detroit a la cabeza, no ha sabido adaptar su gama de productos a los importantes cambio del mercado. El resultado es que Toyota le arrebató el liderazgo mundial a GM en 2008, a la vez que la crisis mundial azotabacon más virulencia aún a los fabricantes de EE UU.
El problema de Opel, la hasta ahora filial europea, es muy distinto. La propietaria de la planta española de Figueruelas (Zaragoza), cuenta con una gama competitiva y tecnológicamente puntera, y su mal proviene de las angustias económicas de su matriz. La solución pactada para Opel con la entrada de la canadiense Magna y el banco ruso Sverbank esinteresante a priori, pues se beneficiará de la tecnología de General Motors, pero ganará independencia financiera. Y también se evita, al menos de momento, que los Gobiernos europeos entren en el capital, ya que su intervención se limita a avalar a los nuevos accionistas. Magna, dedicado a la fabricación de componentes y no de coches, deberá ahora demostrar su capacidad de gestión.
El constructoreuropeo padece, al igual que sus competidores, un exceso de capacidad que sobrepasa la demanda del mercado, un problema que aminorará si, como parece, empieza a crecer en áreas nuevas como Rusia. Los expertos dan por hecho que pasarán varios años hasta que la demanda recobre cifras similares a las de 2007, por lo que es inevitable la reducción de capacidad productiva. En este sentido, es...
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