hilda

Páginas: 8 (1888 palabras) Publicado: 26 de octubre de 2015
DOMINGO, 10 DE ABRIL DE 2011
La voz de Dios (parábola hindú)
*
El maestro dijo: «Todo es Dios». Y el adepto, en cuanto lo oyó, entendió: «Dios es la única realidad». La Divinidad se halla en todas las cosas; intangible, sin sufrimiento. Todo en el mundo —sujeto u objeto— no es más que el velo de su maya*.... Percibió una especie de enorme y luminosa nube... libre de la fuerza de lagravedad. Totalmente absorto en sí mismo, se mantuvo en medio de la calzada cuando, de repente, apareció un elefante dirigiéndose hacia él. El conductor, sentado en la nuca del animal, empezó a gritarle: «¡Apártate! ¡Deja paso!». El adepto oyó y vio al elefante con toda claridad, a pesar de su éxtasis, pero no se apartó de su camino. Se dijo a sí mismo: «¿Por qué me he de apartar? Soy Dios y el elefantees Dios. ¿Acaso Dios ha de tener miedo de sí mismo?». Y sin miedo alguno avanzó hacia el animal... en el último momento, el elefante lo agarró con su trompa, apartándole y depositándole —no muy amablemente— sobre el polvo al borde de la calzada.El adepto, completamente aplastado y cubierto de polvo, se dirigió hacia donde estaba su maestro y le relató el suceso. El guru le dijo:—Tienes razón:eres Dios y el elefante es Dios, pero ¿por qué no hiciste caso a la voz de Dios que te hablaba desde lo alto, bajo la forma del conductor del elefante?Parábola hindú
La parábola del elefante
Una conocida parábola hindú, a menudo utilizada como ejemplo en los debates sobre la naturaleza del conocimiento, cuenta que varios sabios ciegos se enzarzaron en una larga polémica sobre qué era un elefante.Para uno, que había topado con el lomo, era como una pared; para otro, que había palpado el colmillo, era afilado y peligroso como una lanza. Un tercero, que había tocado la trompa, lo definía como una serpiente; mientras que el cuarto, que había abarcado el contorno de una pata, lo describía como un árbol. Los dos últimos, que habían manoseado la oreja y la cola, insistían en explicarlo como lomás parecido a un abanico y a una cuerda.
Le viene a uno a la memoria (más limitada que la del elefante, solo equiparable a la de D. Manuel) esta parábola al repasar las primeras reacciones sobre su figura: un hombre entregado a su deber, y también un hombre apasionado por el poder. Un hombre de Estado, y a la vez un político camaleónico capaz de adaptarse a las más diversas coyunturas. Unhombre culto, cordial y leal, y a la vez un hombre que daba miedo, o más bien que infundía mucho respeto. Muy posiblemente, como los sabios hindúes, todos ellos dicen algo parcialmente cierto y a la vez todos están parcialmente equivocados porque, al igual que con el elefante, la figura de Manuel Fraga podrá ser abarcada en su totalidad con la perspectiva y la visión que solo permite el paso deltiempo.
Deja, para entonces, tres obras bien tangibles. La primera, su contribución a la reforma política y a la reconciliación nacional, materializada en su aportación al gran contrato social que fue la Transición, en su doble vertiente política (la Constitución de 1978) y económica (los Pactos de la Moncloa). La segunda, un Partido Popular que representa a la derecha y el centro liberal ydemocrático, por vez primera en la historia contemporánea española, perfectamente homologado a sus correspondientes partidos europeos, que es garantía de estabilidad y continuidad del régimen de las libertades de 1978. Y la tercera, una obra escrita ingente, que hace bueno el tópico de que la pluma es más potente que la espada, y que se recoge en cerca de un centenar de libros publicados, e innumerablesartículos y entrevistas periodísticas.
Una obra escrita que pone en evidencia que un joven catedrático de Teoría del Estado en la España de los 50 escogió como área de estudio los Parlamentos democráticos de Estados Unidos y Gran Bretaña, así como la tradición constitucional iberoamericana; para contrastar en su lectura que ya entonces, en esos años, defendía la superioridad institucional del...
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