historia de niña decapitada

Recuento de un asesinato confeso
Uno confesó haber violado y decapitado a la pequeña de 6 años que vivía a la vuelta de su casa. El otro admitió haber ayudado a su amigo a llevar el cuerpo al barranco. Era el primer día del año. Era una niña. Eran dos adolescentes. Todos se preguntaban por qué.

Las calles amanecieron de-sérticas en el asentamiento Unidos por la Paz, zona 12, cubiertas solopor los restos de la celebración por el Año Nuevo: el papel del cohete quemado y los retazos rojos de ametralladoras detonadas.

Después de una noche de desvelo y de brindis, los vecinos continuaban amodorrados dentro de sus casas, viviendas levantadas con block y cemento mezcladas con covachas ingeniosamente detenidas con láminas y latón.

La cohetería del mediodía rompió el silenciosepulcral y el aviso de que un carro ardía en llamas logró que los curiosos salieran para presenciar el primer alboroto del año. Los angostos y serpenteados callejones del asentamiento se quedaron aún más desolados.

Eran las 12:30 cuando desde el interior de su tienda, tras las rejas que protegen el negocio, una tendera vio empinarse a una niña frente al mostrador. Era la tercera vez que llegaba en eldía. Primero había ido a comprar un chicle, luego una bolsa de nachos y ahora le pedía un pañal desechable. “Se me acabaron, mamita”, le dijo. Por ser día festivo la mujer no había podido reabastecer sus estanterías.

La niña buscó otra abarrotería y la tendera ya no la vio cuando pasó de vuelta con el pañal en la mano, rumbo a su casa. Se llamaba Evelyn Karina Isidro Velásquez y no llegaba alos 7 años. Tenía la piel cobriza y las mejillas redondas, y sonreía con los labios apretados cuando posaba para las fotos. Su madre la había vestido ese día con una blusa café sin mangas, una falda azul de lona y sandalias, prendas diminutas que cubrían de sobra su ligero y aniñado cuerpo de 1.10 metros. Era la mayor de tres hijos. El pañal era para su hermano de 6 meses.

Extrañado porque suhija no regresaba, Juan José Isidro, oriundo de San Marcos, de 29 años, se asomó al callejón a buscarla y sólo vio al viento arremolinar la basura. Idalia, su esposa, empezó a tocar las puertas vecinas para preguntar por ella, pero no le daban razón. Era un tramo tan corto desde ahí a la tienda –menos de 200 metros– y ya habían pasado 20 minutos, que Juan José no quiso darle largas al asunto yapresuró el paso hacia la estación de la Policía en El Mezquital, a un kilómetro de distancia. No había pasado una hora así que era muy pronto para hablar de una desaparición, pero los agentes tomaron los datos de la niña, se quedaron con una foto y advirtieron a las patrullas del sector.

Mientras tanto, a la vuelta de la casa de los Isidro, Walter Orlando Aguirre Baldizón, de 18 años, tomaba lasegunda ducha del día, esta vez para limpiarse del cuerpo las marcas que dejó la muerte.

El vendedor de televisores

La casa de Walter medía menos que la sala de una vivienda mediana y nueve personas la habitaban: su madre, el marido y siete hijos de 1 a 19 años. Era un lote estrecho y oscuro, rodeado de láminas y piso de tierra, dividido en cuatro partes: dos para dormir, la cocina y elbaño.

Walter es el segundo de los siete hermanos, un muchacho delgado y moreno, de ojos casi negros, los labios rellenos y la melena un poco crecida. Trabajaba de ayudante en carpinterías, luego de dejar los estudios a los 14 años, cuando ganó cuarto primaria en una escuela nocturna y se sintió más atraído por el rock.

Comenzó a coleccionar playeras negras, posters y música de grupos enespañol, principalmente de Los Ángeles del Infierno y Héroes del Silencio, probó la mariguana, el licor y el crack (rechazó la cocaína porque le sangraba la nariz) hasta que se vio gastando su salario semanal de Q300 en drogas.

En su casa siempre hacían falta muchas cosas. Adelina, la madre, vendía atol blanco en la escuela y su marido tenía trabajos ocasionales como ayudante de camioneta. Los...