Inmigracion

Los riesgos de ser emigrante
Por Juan Miguel León Moriche
“¿Es la emigración, en sí misma, un factor de riesgo psico-social para las personas, y especialmente para los niños?” Ante esta pregunta dos son las posiciones mayoritarias con que se suele responder. Por un lado están los que aseguran que sí, que es evidente. Que una persona, y sobre todo un menor, que abandona su casa, su familiaextensa, su calle, su barrio, su ciudad y su país para instalarse en un lugar desconocido hasta el momento se coloca en una situación de riesgo psico-social evidente, que experimenta un sentimiento de pérdida –el llamado duelo migratorio— y afronta una serie de dificultades específicas que no tendría por qué experimentar si sus progenitores no hubiesen emigrado.
Para otros profesionales y expertos noes la emigración sino la situación económica y social que se ocupa en el lugar de destino lo que constituye un factor de riesgo. Esto lo argumentan quienes ilustran su análisis con este ejemplo común: No es lo mismo un jeque acaudalado de Arabia Saudí o sus hijos que vienen a Marbella a vivir en un palacio que el hijo de un campesino marroquí que entra ilegalmente en España y acaba trabajando enlos invernaderos y habitando una chabola en Almería.
Estas dos posiciones también fueron defendidas en los grupos de discusión que coordiné para la investigaciónFactores de vulnerabilidad en hijos e hijas de inmigrantes que viven en Andalucía llevada a cabo por la Fundación Márgenes y Vínculos en 2007 y 2008. En el grupo de Sevilla, celebrado los días 20 y 21 de junio de 2007, Ignacio Toscano,asesor en materia de extranjería del Defensor del Pueblo Andaluz, no tenía dudas al decir que sí, que la emigración es un factor de riesgo en sí mismo:
“La emigración sí supone un riego que se potencia por las circunstancias. Para un menor son muchos los cambios a los que la emigración le enfrenta: El menor es el primero que aprende la lengua del país de acogida, antes que sus padres, con lo cualadquiere poder en la familia y desarrolla el sentido de la picaresca; el ambiente que rodea al menor tiene una visión negativa de la inmigración y el niño percibe esa negatividad; el cambio de cultura es grande si se viene de una cultura musulmana como es la de Marruecos donde hay otra visión sobre las mujeres, el consumo de alcohol, las creencias o la ideología. A día de hoy el cambio sí supone unriesgo para los menores”.


Un trabajador marroquí y su hijo, en un poblado agrícola de Almería. Foto de José Luis Roca.

Ángel Madero, vicepresidente de la federación Andalucía Acoge y responsable de asuntos de menores en esta organización, opinaba que la inmigración no es un factor de riesgo en sí mismo: Consideraba que el factor de riesgo es la exclusión social, que la condición deinmigrante es adjetivo, no sustantivo. Añadía que, afortunadamente, la mayor parte de los inmigrantes indocumentados no tienen aquí a sus hijos, que no es lo habitual porque el irregular suele venir sólo. Agregaba que tampoco son muy frecuentes los padres que sí tienen papeles y se traen a los hijos sin reagrupar legalmente. Pero eso tampoco es muy abundante. Decía que, además, aunque los trámitesson lentos, lo normal, es que, según la ley, si el inmigrante tiene papeles, sus hijos también los tendrán.
Alfonso Luque, profesor e investigador del Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Sevilla, hacía una matización interesante en este debate:
“Al aumentar la población total aumenta la población de riesgo. Tampoco se puede comparar la población inmigrantecon la población autóctona. Hay que comparar la población inmigrante con la población autóctona que está en su misma situación económica. Mi impresión es que el ser inmigrante no es un factor de riesgo en sí mismo. Hay una parte de la población inmigrante que puede tener más posibilidades de estar en riesgo en base a unos indicadores: hábitos familiares, número de hermanos que tenga una...