Invierno

Lunes 20 de Diciembre
La nieve caía sin cesar, las calles estaban iluminadas, la gente corría de un lado para otro, los rostros estaban iluminados por sonrisas, en el ambiente se respiraba ilusión, a excepción de un único lugar en el mundo, donde las sonrisas habían dado lugar a amargas lágrimas, a rostros tristes…
_... Eres una persona fuerte, el único paciente que he conocido y que a pesarde su grave enfermedad sigue teniendo ganas de vivir. Aunque lo que te voy a decir ahora forma parte prácticamente de mi día a día, me duele mucho que tengas que saberlo…
Gabriel le miraba con cara ausente, sin escucharle; en realidad, esperaba que tras las puertas de la habitación apareciese Marina…
_Pero Gabriel, no te quedan muchos días de vida, la leucemia está acabando con tus últimasfuerzas.
Si Gabriel hubiese sido un chico diferente, en un lugar diferente y con una vida diferente, tal vez hubiese podido vivir hasta anciano, y recordar esa Navidad como una entre otras muchas, revivir tiempos que antaño fueron buenos, ver a sus hijos y nietos crecer, pasar sus últimos momentos junto a la persona a la que más amaba.
Pero eso no iba a pasar. Gabriel, a la temprana edad dedieciséis años, cargaba con el peso de una enfermedad mortal sobre sus hombros. La leucemia. Sin padres para ayudarle, fallecidos por la misma causa, Gabriel tuvo que aceptar el problema y permanecer internado en un hospital. Lo único que podría haberle alegrado esa vida que tan maquiavélicamente se había portado con él era Marina. Pero ahora ella estaba en Madrid, a cuatrocientos kilómetros de esehospital de Valencia, posiblemente acordándose de él, al igual que hacía Gabriel contantemente.
Marina estaba en su casa, cuando recibió una llamada que lo cambiaría todo. Era Andrea, una de las mejores amigas de Gabriel.
_Marina, a Gabriel le ha ocurrido algo…
_ ¿Qué ha pasado? –preguntó Marina aterrada.
Andrea se aclaró la garganta antes de contestar:
_ ¿Sabes que Gabriel solía tener fiebre amenudo, moratones y estaba pálido?
Marina se llevó lentamente una mano al corazón.
_Tiene leucemia –susurró Andrea.
Marina no era de esas chicas que se quedaba llorando sus penas sin hacer nada. Ella resolvía sus problemas de raíz, así que, en cuanto se enteró de dónde estaba Gabriel, se puso manos a la obra, consiguió suficiente dinero para viajar a Valencia, el consentimiento de sus padrespara quedarse con su abuelo en un pequeño piso en el centro de la ciudad, y marchó en su busca.
Era 24 de Diciembre. Gabriel permanecía en duermevela en su cama del hospital, cuando su tía le acarició el hombro.
_Gabriel, ya sé que estas Navidades no eran como esperabas, pero quería que al menos pudieses sentirte un poco mejor, así que…
Gabriel la miró extrañado mientras ella ponía entre susmanos un paquete muy fino y rectangular. Lo abrió. Sonrió tristemente conteniendo las lágrimas. Era una foto. Salían él y Marina en un parque, de pie uno frente al otro, él la cogía en brazos. Los pies de Marina colgaban en el aire mientras se sujetaba a su cuello. Los dos sonreían como nunca se había podido sonreír, iluminados por el sol veraniego de hace un año, cuando todo iba genial. Gabrielpasó uno de sus dedos delgados por el rostro de Marina, deseando que ella no fuera una simple foto, deseando poder estar ese momento con ella, en ese parque, en ese año, sonriendo otra vez como antes, como cuando no le costaba.
Marina llegó al hospital pasadas las nueve de la noche. Era una de las pocas chicas de su edad que no estaba celebrando Noche Buena, pero qué más daba, al fin y al cabo, notenía mucho que celebrar.
_Vengo a ver a Gabriel García… -le dijo a la recepcionista al entrar al cálido hospital.
_ Sí… -tecleó unas palabras en su ordenador a velocidad profesional- Habitación 341.
Marina ascendió los pisos por las escaleras, guiándose por los números de cada puerta, y se fijó que algunas permanecían entreabiertas. Poco a poco se fue dando cuenta de lo diferente que era...