La Ética Ambiental En La Nueva Cultura Del Agua

La Ética Ambiental en la Nueva Cultura del Agua
Dr. Miguel Esteban Cloquell
División de Ciencias e Ingeniería / División de Ciencias Políticas y Humanidades
Universidad de Quintana Roo

Uno de los efectos del imperativo “Dále Valor al Agua”, con el que CAPA exhorta al ciudadano a pagar a tiempo su recibo, es suscitar la reflexión sobre valores ambientales, objeto de estudio de una parte dela Educación Ambiental académicamente denominada Ética Ambiental. De presencia aún incipiente en las instituciones educativas de la república, la Ética Ambiental se ocupa de los valores que deben regir nuestras interacciones con la naturaleza, entendida como ambiente, entorno o medio que procura recursos y depara servicios (“servicios ambientales”) compartidos por diferentes organismos yespecies. La multiplicidad de especies y de individuos dependientes de unos mismos recursos finitos ocasiona conflictos de intereses que tratamos de resolver mediante regulaciones en cuya redacción y cumplimiento intervienen necesariamente valores. Todos sabemos, por ejemplo, que los valores económicos cuentan para nuestras acciones sobre el medio, y mucho. No obstante, aún en aquellos casos en quelos valores de los recursos ambientales son económicamente cuantificables, en el buen uso de los bienes compartidos también intervienen otro tipo de valores mucho más difíciles de medir y cuya existencia, por ese mismo motivo, es a menudo negada científicamente. Dejando a un lado la cuestión de su cientificidad, esa negación es cuando menos negligente, por cuanto excluye de la racionalidadambiental valores cuya presencia operativa puede detectarse en la práctica. Dar valor al agua significa sin duda ponerle precio y evaluar los altos costes económicos de su derroche, impago o pago impuntual (sabido es que la morosidad acumulada genera una deuda institucional que con el tiempo puede encarecer su financiación e incluso ocasionar la eventual interrupción del suministro). Indudablemente,el exhorto de CAPA enfatiza la operatividad del valor económico del agua en la promoción de usos sustentables del recurso. Ahora bien, apreciar convenientemente el valor económico del agua es condición necesaria pero no suficiente para su debida valoración: dar valor al agua implica también integrarla debidamente en una serie de hábitos individuales, prácticas, normas y valores sociales quesolemos denominar “cultura”. En esta acepción del término, para desarrollar una Nueva Cultura del Agua, según la acertada conceptualización de CAPA, no basta con el mero consejo de adscribir al agua un valor equivalente a su cuantificación numérica en un recibo. De hecho, no resulta descabellado pensar en alguien que decida no pagar, demorar el pago o incluso manipular el contador precisamente por lacuantía del recibo, por considerar –injustificadamente, al menos en nuestro estado- que el agua es excesivamente cara. Impulsar una Nueva Cultura del Agua implica educarnos ambientalmente entre todos, practicando una ética ambiental que nos dé razones para pagar puntualmente su recibo, más allá de la conveniencia o la prudencia de hacerlo para evitar una sanción. “Dar valor al agua” significaasí contraer un deber ciudadano, una obligación que debemos libre y conscientemente asumir desde el momento en que adquirimos el derecho a su consumo: no sólo pagar el recibo, sino pagarlo a tiempo. Consecuentemente, valorar el agua es interactuar con este y otros recursos según una cultura ciudadana en la que intervienen otros valores además de los económicos, esto es, además de nuestrapreferencia por estrategias y acciones que maximicen nuestros beneficios.
Expresada en términos algo más académicos, la tesis en cuya defensa acudo es la siguiente: el problema de una racionalidad ambiental para el agua (o de la sustentabilidad de sus usos) involucra no sólo nuestra racionalidad instrumental, ocupada en la maximización de las relaciones de eficiencia entre medios y fines (o entre...