La edad moderna
Cuando hablamos del Caribe, lo primero que sentimos es una sensación de brisa, mar y paisaje paradisiaco. acompañada por la calidezde su gente. Se considera que todo es chévere y relajado y que todo lo que se come proviene de nuestro maravilloso mar atl{antico.
Particularmente mi versión del Caribe está llena de música,color, olor y sabores..
Música que trasmite energía y alegría, tal es el caso, del porro, la cumbia y el bullerengue que mediante la expresión de los sentimientos espontáneos de sus intérpretes noshacen conocer lo que se vive y hasta lo que se come en nuestra tierra día a día.
La música, al igual que todos los matices que se exhiben en una plaza de mercado (debido a los maravillososproductos con los que contamos), le otorga color a nuestros días.
Nuestra gente… representada por la palenquera quien con grito ahogado pasa vendiendo bollos o cocadas todas las tardes por nuestras casas,el vendedor de peto, los vendedores de butifarra con su peculiar sonido de autopublicidad, los vendedores de frutas y semillas de marañón en el semáforo y aquellos que nos ofrecen la patilla,ciruelas y el mango verde con sal en las esquinas.
No podría faltar quien ofrece el arroz de payaso o de lisa en su improvisado comedor ambulante y hasta un bolis de fruta para calmar la sofocación. Sontodas estas personas quienes de alguna manera conservan nuestra tradición{on gastronómica y tambi{en aportan colorido a nuestra vacanería.
Considero que los olores tienen la facultad de hacernosviajar a través del tiempo, y lo digo, porque el olor de un mango maduro, la cocción de un sancocho a pleno medio día, hasta aquellos aromas que recoge la brisa… tienen la capacidad de devolvernos a...
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