La educación y la crisis de la modernidad

La educación y la crisis de la modernidad En el libro La educaciòn y la crisis de la modernidad (1997) el filósofo catalán Lluís Duch ofrece un bello ejemplo de lo que significa filosofar sobre problemas educativos de un modo claro, profundo y propositivo. Se trata de un libro rico en ideas, fruto de un análisis que se sirve de diversas disciplinas: historia, sociología antropología, filosofía,filosofía y teología. Su obra se enfoca a los problemas que plantea la pedagogía en el mundo moderno. Su propósito es hacer una aportación a la antropología de la praxis educativa. La obra se divide en dos grandes partes. En la primera se analiza la situación actual de lo que el autor caracteriza como las transmisiones. En la segunda se proponen elementos para una antropología de la transmisión. Dehecho ya en la primera parte se encuentran una buena cantidad de tesis de carácter antropológico. A lo largo de toda la obra se van dibujando de manera más o menos explícita los rasgos antropológicos que subyacen a la propuesta del autor: El ser humano como espíritu encarnado, ser acogido, como "rememorador" y "anticipador", como "ser tradicional", como "aprendiz", "ser de palabra", ser finitocapaz de lo infinito. Duch adopta el punto de vista del antropólogo, en un sentido amplio, en el que destacan los acercamientos tanto sociológicos, filosóficos como teológicos. Cabe destacar la manera en que en Duch va haciendo explícitas sus más profundas convicciones a manera de tesis, cuya riqueza resulta imposible sintetizar. Una de ellas se presenta como resultado de un análisis de lamodernidad: "lo que permite caracterizar con mayor precisión el momento presente es la descripción e interpretación de la crisis global de las estructuras de acogida" (p. 12). La crisis de la modernidad consiste en que la familia, la sociedad y la religión - caracterizadas como "estructuras de acogida"- pasan por profundas transformaciones. Duch parte del supuesto de que "cualquier buena antropologíadebería ser una praxis pedagógica y al revés." (p. 11). La pedagogía es entendida como un conjunto de transmisiones que tienen como fin el que los educandos sean capaces de dominar la contingencia: el mal, la violencia y la muerte, como realidades presentes en la vida humana. La pedagogía actual carece de "palabras significativas, edificantes y soteriológicas", es decir, salvíficas, y en consecuencia laescuela se ha vuelto incapaz de cumplir su misión específica: abrir a los educandos horizontes del presente y del futuro. La integración armónica de las diversas facetas del ser humano se da cuando se experimenta acogido y reconocido dentro de los espacios en los que esto ocurre con naturalidad: la familia, la ciudad y la religión. Gracias a ellas los individuos se pueden asociar y constituir uncuerpo social, insertarse dentro de una tradición concreta y actualizar sus capacidades (p. 26). Las estructuras de acogida son los lugares privilegiados para plantear las grandes preguntas acerca del origen y el sentido de la existencia humana y son el lugar en el que es posible instaurar, en medio del carácter provisorio y frente a la novedad de la existencia, formas prácticas para dominar lacontingencia. Ellas son las que hacen posible la edificación de un ser humano capaz de expresar y de expresarse a través de la superación de los dualismos que impiden ver el carácter complementario de aspectos que tienden a considerarse como ajenos unos de otros: logos y mythos, sabiduría y ciencia, interioridad y exterioridad, vida contemplativa y vida activa, monólogo y diálogo. Cualquier tipo dereduccionismo resulta fatal para la comprensión del ser humano. El diagnóstico de Duch es claro: la urgencia de una adecuada praxis transmisora, que nos proporcione las palabras y expresiones convenientes para que el diálogo pueda convertirse en una realidad. El diálogo como "apología de lo humano" es la condición indispensable para que ese tipo de praxis haga posible un cambio efectivo del...