"La emperatriz De los Etereos" Libro completo

Páginas: 272 (67933 palabras) Publicado: 12 de marzo de 2015
Bipa no cree en los cuentos de hadas. No le interesa
nada más allá de las cuevas donde vive su gente. En
cambio, su amigo Aer, el hijo del extranjero, parece que
cada vez se aleja más de la realidad y va dejándose absorber por el brillo de la estrella azul... donde dicen que
vive la Emperatriz de los Etéreos. ¿Por qué quiere partir
si en el exterior sólo hay hielo y, al parecer, lo único que
seencuentra es la muerte?

Laura Gallego García

La emperatriz de los Etéreos
ePUB v1.3
Mística 22.02.12

Laura Gallego García
La emperatriz de los Etéreos

I
LA LEYENDA DEL REINO ETÉREO

C

uentan que, más allá de los Montes de Hielo,
más allá de la Ciudad de Cristal, habita la Emperatriz en un deslumbrante palacio, tan grande
que sus torres más altas rozan las nubes, y tan
delicado que parececreado con gotas de lluvia.
Dicen que la Emperatriz es tan bella que nadie
puede mirarla a la cara sin perder la razón; dicen
también que es inmortal y que lleva miles de años viviendo en su palacio, en el Reino Etéreo, un lugar de maravilla y misterio que aguarda a
todos los que son lo bastante osados como para aventurarse hasta él.
Allí, en el palacio de la Emperatriz, no existe el sufrimiento,ni se pasa
frío, y no es necesario comer, porque nunca se tiene hambre...
Aquella fue la primera vez que Bipa oyó hablar del Reino Etéreo y
su Emperatriz. Entonces tenía siete años. Esa noche, ajenos a la violenta
tormenta de nieve que sacudía el hogar de Nuba, nueve niños escuchaban el cuento con atención. Fascinados, contemplaban a la mujer
con la boca abierta y los ojos brillantes.

6/240Todos menos Bipa, que miraba a un lado y a otro, visiblemente incómoda. Nuba suspiró para sus adentros. Resultaba muy difícil atrapar a
aquella niña en la red que tejía la magia de las palabras.
—¿Qué te pasa, Bipa? —le preguntó con amabilidad—. ¿No te gusta
el cuento?
Bipa dudó un instante, pero finalmente confesó:
—No mucho —detectó las miradas, entre extrañadas y hostiles, de
los otros niños. Peroya estaba lanzada y no se detuvo—: Es un cuento
absurdo. No existe ese palacio de la Emperatriz, son todo mentiras.
—Bipa debería haber captado entonces el brillo de tristeza de los ojos de
Nuba, debería haber prestado atención a los murmullos de los otros
niños; pero siguió hablando sin ser consciente de lo crueles que podían
llegar a ser sus palabras—. Nadie puede vivir para siempre, nisiquiera
esa Emperatriz. ¿Y cómo va la gente a volverse loca si la mira? Por muy
guapa que sea, nadie se volvería loco sólo por mirar a otra persona.
Además, si pasas mucho tiempo sin comer, te mueres. Eso lo sabe todo
el mundo —concluyó con un cierto tono de reproche, como echándole
en cara que mintiera a los niños, o que los considerara tan estúpidos
como para creerse esos disparates.
Nuba no respondió.Sólo siguió mirándola, y Bipa empezó a intuir
que sus palabras la habían herido, aunque no alcanzaba a comprender
por qué.
—Sólo es un cuento, Bipa —intervino una de las niñas mayores.
—Pues es un cuento tonto, una pérdida de tiempo —replicó ella,
molesta por el tono burlón y autosuficiente de la otra—. ¿De qué nos
sirve que nos cuenten cuentos sobre cosas que no existen?
—Tú dices que no existen—intervino de pronto una voz desafiante—. ¿Cómo lo sabes? ¿Alguna vez has atravesado los Montes de
Hielo?

7/240

Bipa se volvió hacia el niño que acababa de hablar; lo conocía,
porque en las Cuevas todo el mundo se conocía, pero no había tratado
mucho con él. Se llamaba Aer, y era el único hijo de Nuba.
Aer... Todo en él era extraño, desde su nombre hasta sus ojos, más
claros que los decualquier otra persona que Bipa conociera. A diferencia de ella, y de los otros niños, Aer era más bien delgaducho, hablaba
poco y, por el contrario, se fijaba mucho en todo. Constantemente estaba
desapareciendo y regresando en los momentos más inesperados.
Prestaba atención a cosas sin importancia y, al mismo tiempo, parecía
desdeñar lo cotidiano, lo evidente, todo aquello en lo que cualquier persona...
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