la eutanasia

Homicidio por piedad, ¿hasta cónde es posible?
(EDICION BOGOTA) Era un cáncer contra el que luchó los últimos cuatro años de su vida, y que en su fase terminal hizo que hasta el más pequeño movimiento fuera para él una tortura.
Sus familiares sufrieron con él. Por eso pusieron por escrito la que fue la última petición de Carlos Arenas*, de 66 años, antes de caer en la inconsciencia. En unacarta él le pedía al médico que lo trataba que no lo dejara sufrir más y lo ayudara a morir con dignidad.
El galeno hizo lo que creyó correcto: enviar la petición al comité de ética de su clínica y esperar una respuesta. Mientras la carta iba de mano en mano, como una papa caliente, por esos días (a fines del 2005) en Holanda un grupo de pediatras consiguió que el Estado aprobara un protocoloestricto que permite aplicar la eutanasia a menores de 12 años.
La respuesta para Arenas nunca llegó. Pasó sus últimos días inconsciente, pero gemía por el dolor intratable, producido por la invasión del cáncer en todos los huesos.
“Doctor, no fue justo tanto sufrimiento”, le dijo su hijo al médico, que incluso en ese momento no supo qué actitud tomar.
“Es innecesario prolongar la vida en esacondición, pero no podemos hacer nada. Traté de que la decisión la tomaran otros, pero eso tampoco ocurrió”, dice el médico que, por su especialidad (manejo de pacientes en estado terminal), ha enfrentado estos casos en otras oportunidades.
¿Permitido o no permitido? Lo que resulta curioso es que cuando en el mundo se habla de eutanasia, se ubica a Colombia como uno de los pocos países que vienenaplicándola. A tal punto que el 13 de junio del año pasado un cable internacional de prensa, de la agencia AP, citó el caso de Gustavo Quintana, un médico que reconoció haber aplicado la eutanasia a quince personas.
Quintana fundamentaba estas actuaciones en la supuesta aprobación de esta práctica en el país desde 1997. Ese año el artículo 326 del Código Penal fue demandado porque atentaba contrala igualdad y el mandato constitucional del Estado de garantizar la vida.
Dicho articulo define el homicidio por piedad, así: “El que matare a otro por piedad, para poner fin a intensos sufrimientos provenientes de lesión corporal o enfermedad grave e incurable, incurrirá en prisión de seis meses a tres años” (el demandante buscaba un aumento de estas penas).
En la sentencia C-239 del 20 demayo del 97, la Corte decidió declarar exequible este artículo, pero con una advertencia: “En el caso de los enfermos terminales en que concurra la voluntad libre del sujeto pasivo del acto, no podrá derivarse responsabilidad para el médico autor, pues la conducta está justificada”.
La voluntad es vital Esto creó confusión. El mundo empezó a creer que los médicos en Colombia estaban en libertad determinar con la vida de pacientes con enfermedades incurables. Lo que pasó en realidad es que la Corte no aprobó literalmente la eutanasia, sino que despenalizó unos aspectos del homicidio por piedad, que continúa como delito (ver Glosario).
Si un médico decide terminar con la vida de un enfermo que sufre, su conducta es considerada un delito, hasta tanto una investigación pruebe que, comoindica la sentencia, medió la voluntad libre del paciente.
Ana María de Brigard, abogada experta en el tema, sostiene que en estricto sentido si el médico de Arenas hubiera querido ayudarlo a morir, la justicia lo hubiera absuelto. “Es más, aun sin la sentencia los médicos tienen la potestad, de acuerdo con la Ley de Ética Médica, de usar los métodos y medicamentos a su alcance, solo mientrassubsista la esperanza de aliviar o curar la enfermedad”.
De acuerdo con De Brigard, la misma ley aclara el conflicto sobre “desconectar” o no a un paciente. “Textualmente dice que ‘cuando exista diagnóstico de muerte cerebral, no es su obligación mantener el funcionamiento de otros órganos o aparatos por medios artificiales’ ”.
Eso sí: es claro que por grave que parezca un caso, nadie –ni médicos ni...