La historia

«Crítica de la posmodernidad»
en La Voz de Asturias, 18 de julio de 1985, p. 3 (Sección Opinión).
Texto preparado para su edición digital por Carlos Glz. Penalva.
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En la crítica de laposmodernidad, se suele distinguir entre el sentido fuerte del término —fundamentalmente en sus intentos de teorización - y sus expresiones menores de índole vanguardista. En el primer sentido, eldramaturgo Alfonso Sastre trató de situar a la posmodernidad en el contexto cultural e ideológico cultural. Bajo el título general de «La Posmodernidad como futura antigualla», realizó una crítica sistemáticade la ideología posmodernista. Sastre discute incluso la propia pertinencia del término «posmodernidad» ya que —desde una perspectiva histórica — a la Edad Moderna sucede la Edad Contemporánea. Seríapor ello mejor hablar de «contemporaneidad» que de «posmodernidad». En lo que podría denominarse pensamiento español posmoderno, a juicio de Sastre, éste o no ha empezado todavía o comenzó hacetiempo. O se inició con la obra de Gonzalo Fernández de la Mora —«El crepúsculo de las ideologías»—, o mediante ilusorios intentos verbales de superar la lucha de clases. En la práctica cultural española,la posmodernidad se caracterizaría por un talante ecléctico y liberal fundamentado en la alergia a las opiniones fuertes, derivada de un escepticismo acerca de que algo pueda ser legitimado comoverdad. Globalmente, en la faceta «seria» de la reflexión posmodernista, Sastre considera que la posmodernidad recupera elementos premodernos que habían sido oscurecidos por una epistemología cientifista.Sin embargo, la posmodernidad compartiría con esa concepción la aceptación de un modelo unifico y funcional cuyos efectos han sido muy desmovilizadores socialmente. De ahí que Sastre encuentre en esafunción desmovilizadora, y en el intento de construir refugios lúdicos –en forma de nuevas «torres de marfil»— un fundamento para considerar a la posmodernidad como una de las formas que reviste el...