La Otra Ciudad. Milbank

«La otra ciudad: la teología como ciencia social»
John Milbank

Milbank, al comienzo de éste capítulo expresa la siguiente afirmación: “la teología es en sí misma una ciencia social y reina de las ciencias para los habitantes de la altera civitas en peregrinación a través de este mundo temporal” Y es que la teología, sin necesidad de pedir prestada alguna interpretación fundamental de lasociedad o de la historia debe: «procurarse su propia visión de las causas finales que actúan en la historia humana a partir de su propia fe, históricamente específica».

Solo puede haber una teoría social cristiana distinta de otras porque hay un modo de acción cristiana y una práctica definida diferente de otras. Dado que la Iglesia es ya, (…), una «interpretación» de otras sociedades humanas,resulta posible considerar a la eclesiología también como «sociología».

De modo que: toda teología debe repensarse a sí misma como una especie de «sociología cristiana»; teniendo como tarea, no la apologética, o la argumentativa, sino más bien
narrar de nuevo el mythos cristiano, pronunciar de nuevo el logos cristiano, requerir de nuevo la praxis cristiana con su frescura y originalidad. Dichateología se pregunta (al igual que Hegel). ¿Cómo ha afectado a la razón y la práctica humanas, el cristianismo?

Para pensar la teología cristiana y al mismo tiempo la teología como ciencia social se debe (según el autor):
1. esbozar una «contrahistoria»
2. describir la «contraética»
3. articular una «contraontología
4. volverse de nuevo sobre la «contrahistoria», pero bajo la autocríticaeclesial.

LA CONTRAHISTORIA
1. El realismo metanarrativo.
Una teología postmoderna debe rechazar dos formas de fundacionalismo (George Lindbeck):

a) que la fe se fundamenta es una serie de proposiciones acerca de «objetos» al alcance de nuestra mirada racional: Dios, la eternidad, el alma, la divinidad encarnada, «demostrados» mediante sucesos maravillosos y profecías cumplidas.
b) deberechazarse cualquier idea de que las creencias cristianas son de alguna manera «expresiones» de experiencias que preceden totalmente a dichas creencias.

Una teología postmoderna: Debe comprender que tanto los objetos de la fe cristiana como las modalidades de la experiencia cristiana se derivan de una práctica cultural concreta que proyecta los objetos y las proposiciones subjetivas en unaoperación conjunta que relaciona los unos con los otros. En aquello que se refiere a la realidad, ha de ser como declara Lindbeck: “la práctica total con todos sus signos, imágenes y acciones y no un grupo de afirmaciones aisladas”.

D. Z. Philips repara hacia Lindbeck. 1. ¿A qué clase de absoluto refiere? Los problemas de la referencia a lo absoluto sólo se presentan porque la práctica defineinternamente a sí misma como la «respuesta» a lo absoluto y sólo se constituye como práctica en la medida que imagina, de una manera dubitativa y provisional, la figura de lo «absoluto» para el que su propia práctica es la respuesta. 2. Desde que aparece la doctrina de la indeterminabilidad interpretativa, las cuestiones doctrinales no pueden resolverse por el simple recurso a una interpretaciónmás exacta de las prácticas y las narraciones presentes.

G. Lindbeck y H. Frei asumen que la narrativa es lo único que puede «identificar» a Dios para nosotros. Pero debe prestarse mayor atención aún a la complejidad estructural de la narrativa y más en especial a la modalidad que debe asumir una escenografía sincrónica nunca plenamente representable que significa que anticipa siempre de algunamanera la tarea especulativa de la ontología y la teología. Las narrativas sólo identifican a Dios porque inventan a la vez, la irrepresentable «idea» de Dios.
Empero, la cuestión de las narrativas, es que son de difícil interpretación y no se pueden abstraer, como lo intenta Lindbeck; se exige una batería de “reglas sencillas” sobre cómo interpretarlas. La autentica necesidad de “reglas”...