la revelacion de la tumba
Pero la fuerza del ambiente es irresistible. Poco a poco va penetrándonos y al fin nos satura por completo. Augusto fue aplatándose y, aunque no transigió en todo, concluyó conconvenir en una verdad indiscutible: que entre las mujeres de mi tierra hay salerosísimas y dignas hasta del Zar de todas las Rusias.
Y de llegar ahí a enamorarse fue muy corta la distancia. Enuna barbacoa vió bailar un zapateo de Anita, y la maestría de la doncella en imitar a los campesinos fue tan donosa, tan interesante que Augusto quedó rendido, presentósu candidatura, fueaceptado al cabo de meses, y un año después entregaba su albedrío y su libertad a la encantadora damita, en las gradas del altar.
La vida del nuevo hogar fue un idilio enterizo, sin más solución decontinuidad que leves y pasajeros nublados.
Augusto a veces profería acusaciones en las cuales no creía.
- Ves? –le decíaaAnita-. Yo creo en tu fidelidad material, pero no estoy confiado en laintelectual.
- Cómo? –preguntaba Anita sorprendida.
- Muy sencillamente. Tú no tendrás un amante, pero cuántas veces no me habrás comparado con otro y encontrándole mejor que yo habrás lamentadono ser su esposa...
- Jesús! Qué cosas se te ocurren, para mortificarme; porque esa es una ofensa que me haces.
Ahí paraba la cuestión y generalmente Augusto daba todas las... [continua]
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