La silla del aguila

Páginas: 387 (96508 palabras) Publicado: 25 de julio de 2013

LA SILLA DEL ÁGUILA – CARLOS FUENTES
Editorial ALFAGUARA,
Primera edición, Febrero 2003
Impreso en México
“Hemos vivido con los ojos pelones sin saber qué hacer con la democracia. De los aztecas al PRI, con esa pelota nunca hemos jugado aquí”
"Te ponen en el pecho la banda tricolor, te sientas en la Silla del Águila y ¡vámonos! Es como si te hubieras subido a la montaña rusa, tesueltan...y haces una mueca que se: vuelve
tú máscara..
la Silla del Águila, es nada más y nada menos que un asiento en la montaña rusa que llamamos La República Mexicana."
A los compañeros de la Generación “Medio Siglo” Facultad de Derecho de la UNAM La esperanza de un México mejor...
1
María del Rosario Galván a Nicolás Valdivia
Vas a pensar mal de mí. Dirás que soy una mujer capricho­sa. Y tendrásrazón. Pero, ¿quién iba a imaginar que de la no­che a la mañana las cosas cambiarían tan radicalmente? Ayer, al conocerte, te dije que en política no hay que dejar nada por escrito. Hoy, no tengo otra manera de comunicarme contigo. Eso te dará una idea de la urgencia de la situación...
Me dirás que tu interés en mí –el interés que me mostraste tan pronto nos miramos en la antesala del secretariode Gober­nación– no es político. Es amoroso, es atracción física, incluso es simpatía humana pura y simple. Debes saber cuanto antes, Nicolás querido, que para mí todo es política, incluso el sexo. Puede chocarte esta voracidad profesional. No hay remedio. Tengo cuarenta y cinco años y desde los veintidós he organiza­do mi vida con un solo propósito: ser política, hacer política, comer política,soñar política, gozar y sufrir política. Es mi natu­raleza. Es mi vocación. No creas que por eso dejo de lado mi gusto femenino, mi placer sexual, mi deseo de acostarme con un hombre joven y bello –como tú...
Simplemente, considero que la política es la actuación públi­ca de pasiones privadas. Incluyendo, sobre todo, acaso, la pa­sión amorosa. Pero las pasiones son formas arbitrarias de laconducta y la política es una disciplina. Amamos con la máxima libertad que nos es concedida por un universo multitudinario, incierto, azaroso y necesario a la vez, a la caza del poder, com­pitiendo por una parcela de autoridad.
¿Crees que es igual en amor? Te equivocas. El amor posee una fuerza sin límites que se llama la imaginación. Encarcelado en el castillo de Ulúa, sigues teniendo la libertad deldeseo, eres dueño de tu imaginación erótica. En cambio, ¡qué poco te sirve en
política desear e imaginar sin poder!
El poder es mi naturaleza, te lo repito. El poder es mi voca­ción. Es lo primero que quiero advertirte. Tú eres un muchacho de treinta y cuatro años. En seguida me atrajo tu belleza física. Te diría, para no envanecerte, que no abundan los hombres de­seables y guapos en laantesala de mi amigo el señor secretario de Gobernación don Bernal Herrera. Las bellas mujeres también brillan por su ausencia. Mi amigo el señor secretario apuesta a su fama de asceta. Las mariposas no acuden a su arboleda. Más bien, los escorpiones de la traición anidan bajo sus alfom­bras y las abejas de la ambición acuden a su panal.
La fama de don Bernal Herrera, ¿es merecida o inmerecida? Ya loaveriguarás. Una tarde helada de principios de enero, sin embargo, cruzan miradas en la antesala del secretario en el viejo Palacio de Cobián una mujer aún apetecible –tu mirada lo dice todo de casi cincuenta años y un bello joven, igualmente deseable, que apenas rebasa la treintena. La chispa se encien­de, querido Nicolás, las hormonas se remueven, los jugos vita­les corren rápidos.
Y el placer seaplaza. Se aplaza, joven amigo.
Lo admito todo. Tienes la estatura que me gusta. Ya viste que yo misma soy alta y no me complace mirar ni hacia arriba ni hacia abajo, sino directo a los ojos de mis hombres. Los tu­yos están al nivel de los míos y son tan claros –verdes, grises, mutantes como los míos son de una negrura inmóvil, aunque mi piel es más blanca que la tuya. No creas que en un país...
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