La Vida De Las Máscaras

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---.. LA VIDA __ DE LAS MASCARAS
José Sánchez Parga Ecuador
No es que todas las sociedades humanas hayan oosei­ do siempre máscaras ; más bien por las másca ras se ha encontrado poseído el hombre a lo largo de su historia y a lo anch o de sus más diversas culturas La máscara es un acceso rio obligado de nume rosos pueblos primitivos y no fa lta en frecuentes ceremo ­ niales y fiestasde las sociedades modernas. Tras la gran va riedad de estilos y de formas, hay una unidad de la máscara a la que somos sensi bles au nque su sen­ tido oculto o manifiesto se nos escape. La másc ara ha apa recido en las sociedades geográficamente más distantes y en las más extrañ as y diferentes entre sí. Esto impide ub icar la aparición de la másca ra a un ce nt ro de difusión único , y obliga acon siderar que en la máscara se han ex presado V reconocid o casi to­ das las sociedades human as. Las máscaras no han sido "inventadas" como los mitos y los rituales, las másca ras tienen una vida, en la que se con juga una unidad y una divers idad Las máscaras se si tua en la frontera equívoca y enig­ mática en t re el individuo y la sociedad, entre lo hu­ man o y lo divino o sobrenatural, en treel orden dife­ renciado en proceso de desag regarse y su más allá indiferenciado que es también el reservorio de tod a diferen cia, la totalidad monstruosa de donde puede surgir un orden renovado. De man era casi generalizada, los estudios sob re las másca ras han tratado estas en su función más instrumental, relegando u olvidando uno de su s se ntidos más fundamentales: su relación con elcuerpo, su acto de prolongación y metamo rfosis de la corpora­ lidad humana. No podemos olvidar que el cuerpo es la primera su­ perficie de Insc ripción ritual, el primer text o y dis­ curso del hombre so bre si mismo. Si bien es ve rdad que la másca ra transciende siem pre los marc ajes más originarios e inmediatos del cue rpo, como son el ta­ tuaje y el vestido , y que la máscara de mane ra mu y particular en mascara el rostro en sus sign os más expresivos de la Identidad y person alidad human a, no es men os cierto que en todas las cu lturas de too dos los tiempos, el homb re ha recurrido siempre a formas de ornamentación y de disfraz, las cuales abarcan un vanadrsirn o expectro que va del unifor me (militar, religioso, protocolario, profesional , laboral, etc.) hasta la mism a moda, pasando por el otidiano rnaquillaje femen ino y la men os aparen te osmética masculina. Esta aproximación somática a lamásca ra, el hecho de entende ria en cu anto prolongación de l tatuaje y con ­ densac ión alegórica del vestid o y del uniforme, más que re prese ntar una relación de exterioridad y de objeto, tiene que se r entendida como una proyec­ ción a la vez imaginariay pulsional deldesdoblamien­ to interno de la persona hum an a. En la máscara se reduplica, ritual y simbólicamente, esa misma rela­ ción que el hombre tiene con su propio cuerpo, ca­

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paz de re flexionario como el límite exteri or de la prop ia intimidad. El se ntido profun do de la máscara se juega al nivel de la psicopatolog ía, donde el deseo mimético (o más exactamen te la mimética del dese o) encara eldesdoblamiento (o redoblamiento ) monstruoso: la tensión esqu izo frén ica entre la natu raleza y la cul­ tura. La másc ara es siempre un éxtasis, un sali rse fuera de sí tras la imágen del "O tro" Por eso la máscara más que ocu ltar reve la la pulsión profunda que puede se r alternativa o simultáneamente (pero siempre de forma violenta), dese o y repudio del "Otro" . No hay másc ara que no meta foricela imagen de l to­ talmen te " Otro" se a éste la divinidad, el anima l, el enemigo o la mujer. Y de manera análoga la másca­ ra codificaría simbólicamente la substanc ia del dis­ curso antro pológ ico, al articular objetivamente esa "imagen del Otro que está en mi" parafrase and o la ideade Lev i-Strauss. En el origen de la máscara como representación está el mito en cuanto relato y el ritoen...