Lala

Páginas: 9 (2112 palabras) Publicado: 2 de enero de 2013
EN QUE CREEN LOS QUE NO CREEN?

A lo largo del libro, se nos presenta un interesante diálogo entre el filósofo Umberto Eco y el Arzobispo Emérito de Milán, Carlo María Martini seguido de las reflexiones de personajes italianos con un alto prestigio. La premisa del intercambio, publicado por la revista Liberal a partir de marzo de 1995, es la reflexión sobre las principales polémicas que seabren ante las personas en estos tiempos de cambio y duda desde la perspectiva de quienes ven una trascendencia en la vida y en los actos y de quienes, partiendo de otras dudas, se esfuerzan por encontrar motivos para la esperanza y para no morir en la apatía, como pasar la vida frente a un televisor, e incapaces de tomar partido, en palabras de Umberto Eco.

Y es la idea del fin la que inicia eldebate. Eco empieza mostrando educación al llamar por su nombre y apellidos a Carlo Martini, después explica cómo la Iglesia ha convivido pacíficamente con la idea del Apocalipsis, que según el habla del fin de los tiempos, pero logrando darle un sentido cada vez más metafórico, espiritual y menos catastrófico. En contradicción, el temor ante un colapso general que ponga término a la Vida en laTierra parece haberse instalado en el mundo laico, y así, señala los múltiples apocalípticos que desde la Política, la Ecología y un sinfín de corrientes de todo tipo hacen de esta nueva diga su principal argumento (y medio de vida en muchos casos). Todo ello con el peso de que esta nueva doctrina “milenarismo” viene apoyado por tesis científicas, o mejor dicho, por argumentos y dudas que han buscadoel apoyo científico, “ad hoc” (lo que se puede definir como la negación de la Ciencia). Por ello, Eco se pregunta si existe aún una noción de Esperanza que permita iluminar nuestro concepto de la Historia como un devenir de progreso, en el que el Hombre sea el artífice de dicho avance.

Martini acepta los presupuestos de Eco y se interroga sobre si cabe una Esperanza en el sentido declarado porUmberto Eco que pueda devenir en un campo de juego común para creyentes y no creyentes. Y lo cree posible a la vista de la experiencia de quienes, desde ambos campos, se esfuerzan por crear un mundo mejor, por actuar de manera responsable en su entorno y todo ello sin obtener alguna retribución de ningún tipo, es decir, evitando nombrar los motivos de cada cuál para no entrar en debate estéril,sino centrándonos en los actos y hechos, observamos esa coincidencia al margen de creencias. Y esa Esperanza parece capaz de iluminar el futuro y aún el “fin”, siempre y cuando éste tenga un valor que dote de sentido al pasado haciéndonos críticos con nuestros errores.

Pero no creamos que el diálogo se limita a aquellos aspectos genéricos en los que se puede presumir una cierta concordancia decriterios. Pronto Eco se lanza al polémico tema del aborto partiendo de la premisa de que él no apoyaría el aborto de un nasciturus por él concebido por considerarlo un atentado contra el mayor de los milagros, que es el nacimiento de una nueva vida pero, al tiempo, se siente incapaz de imponer su criterio a quienes no piensan como él. Repasando los debates de la Iglesia describe cómo para éstatampoco ha quedado claro en cada momento histórico el exacto y preciso minuto en el que se transfiere la vida y el alma al nasciturus, y tampoco la ciencia moderna parece capaz de definir un momento clave que determine el comienzo de la vida y, por tanto, el instante a partir del cuál, ésta debe recibir la protección jurídica que a todos nos es concedida. Por ello, finaliza, o bien no se debepermitir el aborto en ningún caso, o se debe dejar tal decisión a la madre, quien asumirá las consecuencias de su decisión respondiendo ante su conciencia de sus actos. No parece muy convincente en este caso puesto que la imposibilidad de determinar el nacimiento de la Vida puede ser argumento para el legislador, que debe definir claramente qué y qué no es delito, pero un filósofo debería asumir un...
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