Libro las moscas de paul sartre
Les mouches - Huis-clos - Morts sans sépulture
La putain respectueuse - Les mains sales
Traducción de
AURORA BERNÁRDEZ
Queda hecho el depósito que previene la ley núm. 11.723
Copyright by Editorial Losada, S. A.
Buenos Aires, 1948
Primera edición: 10-XII-1948 Segunda edición: 24-XII-1950
LAS MOSCAS
Drama en tres actos
A CHARLES DULLIN
enprueba de agradecimiento y amistad
PRINTED IN ARGENTINA
Este libro se terminó de imprimir el día 24 de diciembre de 1950, Año
del Libertador General San Martín, en Artes Gráficas Bartolomé U.
Chiesino, Ameghino 838, Avellaneda - Buenos Aires.
PERSONAJES
JÚPITER
ORESTES
EGISTO
EL PEDAGOGOPRIMER GUARDIA
SEGUNDO GUARDIA
EL GRAN SACERDOTE
ELECTRA
CLITEMNESTRA
UNA ERINIA
UNA JOVEN
UNA VIEJA
HOMBRES Y MUJERES DEL PUEBLO
ERINIAS
SERVIDORES
GUARDIAS DEL PALACIO
Esta obra fue estrenada en el Teatrode la Cité (Dirección Charles Dullin) por los señores Charles Dullin, Joffre, Paul Cetly, Jean Lannier, Norbert, Luden Arnaud, Marcel d'Orval, Bender y las señoras Perret, Olga, Dominique, Cassan.
ACTO I
Una plaza de Argos. Una estatua de Júpiter, dios de las moscas
y de la muerte. Ojos blancos, rostro embadurnado de sangre.
ESCENA I
Entran en procesión VIEJAS vestidas de negro, yhacen libaciones delante de la estatua. Al fondo, un IDIOTA sentado en el suelo. Entran ORESTES y el PEDAGOGO, luego JÚPITER.
ORESTES.— ¡Eh, buenas mujeres!
Todas las VIEJAS se vuelven lanzando un grito.
EL PEDAGOGO.— ¿Podéis decirnos?...
Las VIEJAS escupen al suelo dando un paso atrás.
EL PEDAGOGO.— Escuchad, somos viajeros extraviados. Sólo os pido una indicación.
Las VIEJAS huyen dejandocaer las urnas.
EL PEDAGOGO.— ¡Viejas piltrafas! ¿No se diría que me derrito por sus encantos? ¡Ah, mi amo, qué viaje agradable! Y qué buena inspiración la vuestra de venir aquí cuando hay más de quinientas capitales, tanto en Grecia como en Italia, con buen vino, posadas acogedoras y calles populosas. Parece que estos montañeses nunca han visto turistas: cien veces he preguntado por el camino eneste maldito caserío que se achicharra al sol. Por todas partes los mismos gritos de espanto y las mismas desbandadas, las pesadas carreras negras por las calles enceguecedoras. ¡Puf! Estas calles desiertas, el aire que tiembla, y este sol... ¿Hay algo más siniestro que el sol?
ORESTES.— He nacido aquí...
EL PEDAGOGO.— Así parece. Pero en vuestro lugar, yo no me jactaría de ello.
ORESTES.— Henacido aquí y debo preguntar por mi camino como un viajero. ¡Llama a esa puerta!
EL PEDAGOGO.— ¿Qué esperas? ¿Que os respondan? Mirad un poco esas casas y decidme qué parecen. ¿Dónde están las ventanas?, Las abren a patios bien cerrados y bien sombríos, me lo imagino, y vuelven el trasero a la calle... (Gesto de ORESTES) Está bien. Llamo, pero sin esperanza.
Llama. Silencio. Llama de muevo; lapuerta se entreabre.
UNA VOZ.— ¿Qué queréis?
EL PEDAGOGO.— Una sencilla pregunta. ¿Sabéis dónde vive...? La puerta vuelve a cerrarse bruscamente.
EL PEDAGOGO.— ¡Idos al infierno! ¿Estáis contento, señor Orestes, y os basta la experiencia? Puedo, si queréis, llamar a todas las puertas.
ORESTES.— No, deja.
EL PEDAGOGO.— ¡Toma! Pero si aquí hay alguien. (Se acerca al IDIOTA.) ¡Señor mío!
ELIDIOTA.— ¡Eh!
EL PEDAGOGO (nuevo saludo).— ¡Señor mío!
EL IDIOTA.— ¡Eh!
EL PEDAGOGO.— ¿Os dignaréis indicarnos la casa de Egisto?
EL IDIOTA.— ¡Eh!
EL PEDAGOGO.— De Egisto, el rey de Argos.
EL IDIOTA.— ¡Eh! ¡Eh!
JÚPITER pasa por el fondo.
EL PEDAGOGO.— ¡Mala suerte! El primero que no se escapa es idiota (JÚPITER vuelve a pasar). ¡Vaya! Nos ha seguido hasta aquí.
ORESTES.— ¿Quién?
EL...
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