Libro

Entre
Sueños y Pesadillas

Por Elena Campos

Un recuerdo para mis hijas y nietos con todo mi amor

Capítulo 1
Estábamos mis compañeritas y yo jugando en la sala de las niñas pequeñas, cuando apareció la monja que nos cuidaba, me dijo “Elenita, te vengo a buscar, pues un matrimonio quiere adoptarte, ser tus papás”.
Yo me animé enseguida, pero mis amiguitas me decían “No te vayas, no tevayas, que te van a echar al canal”, aludiendo al que pasaba a la orilla del convento.
Me fui a casa de mis futuros padres con la hija de ellos, que desde entonces empecé a tratar de “madrina”, pues, mi verdadera madrina me había ido a internar a las monjas; meses antes.
Llegué a la casa con gran contento de mis padres; me pareció una hermosa casa pues sus paredes estaban revestidas con hermosospapeles florales; tras los saludos de rigor me fueron mostrando cada una de las piezas, la sala de estar, el costurero y el comedor, tenían ventanas que llenaban de luz las piezas y una hermosa vista al jardín.
Abrí la puerta de la sala y quedé maravillada con el jardín, por supuesto a mis cortos cuatro años nunca había visto algo tan bello, allí había tal variedad de flores, que si hubiese sidoadulta habría dicho “Es un paraíso”. Había jacintos, fresias, clavelines, claveles, alelíes, rododendros, azaleas, peonías, rosas, ballicas, varitas de San José, gladiolas, camelias, hortensias, entre muchas otras, todas de colores muy diversos y arregladas en cuadros. Se encargaba de ellas un anciano, al que llamaban “Viejo José”. Una cerca nos separaba de la casa contigua, éste era de madera yestaba cubierto de hermosas rosas enredaderas de color rosado y de diversas tonalidades. ¡Para qué hablar del perfume que emanaba de tantas flores!
Separaba el jardín de los otros patios, una pared que juntaba muchos arbustos de bambú; en el primer patio estaba la casa del perro, el lavadero y cuatro cerezos, más los perales. En el segundo patio estaban las gallinas; había duraznos, manzanas,ciruelos, guindas y grosellas.
Cuando mi papá trabajaba como conductor en el tren, también en ese patio estaban los chanchitos que le regalaban.
Así fueron mis días, placenteros cuando era pequeña, tenía tanto lugar donde jugar, eso si me habría gustado tener con quien hacerlo. Cuando llegaba mi papá del trabajo para mí era la gloria, pues me tomaba en sus brazos y me hacía caballito, no recuerdoalguna caricia de mi mamá o de mi supuesta madrina.
A medida que fui creciendo, me encargaba de buscar botellitas y cajitas de remedio. Había un practicante muy amigo de la casa, y me regalaba cajitas de diversos colores y figuras. Nunca me compraron un juguete. Cuando mi madrina iba a visitar a mis primas a Victoria (pueblo cercano a Temuco), mi papá me compraba globos, de diferentes tamaños yformas, en esos días mi mamá también me ponía atención; mi papá cuando estaba más grandecita me mandaba a comprar cigarros (él fumaba uno tras otro), y siempre me daba el vuelto para comprar chocolates.
La casa no era elegante, pero si muy acogedora y teníamos un muy buen pasar, en ese tiempo no faltaban las visitas de familiares que venían a pasar más días con nosotros.
Mi papá tenía tres amigosíntimos que venían casi todos los días a la casa, con ellos mi papá tomaba chacolí, que traía de sus viñas, que tenía en Río claro (cerca de Chillán) sus amigos me querían mucho y me hacían bailar el vals, a mi esto me gustaba mucho, sus amigos eran dos José del Carmen Reyes, padre de Pablo Neruda, él era el que más me quería, otro era don Flarmino Valenzuela y el Pilan Sanhueza, le decía Pilanporque le habían cortado una oreja. Ellos siempre me daban monedas para que comprara chocolates.
Ya tenía seis años y mi mamá me mandaba a vender huevos al almacén de la esquina, todos los días, eso sí, por más que se lo pedía nunca me quiso dar dos huevos fritos.
Por esos días llegó a la casa, para estudiar en el liceo, un muchacho de unos dieciséis años sobrino de mi mamá; después de un par...