Liliana Lara Endorfinas

Liliana Lara

que eran la vergüenza de un gobierno apaciguado o que
tramaban desde un hueco lleno de alcohol una manera
incongruente de sobrevivir, de volver al ruedo, de no ser
olvidados. Vietnam es una gueffa, me había dicho Guillermo. Es un país que tuvo una guerra y un mar y muchos
ríos. Todos los ríos son del color de las piEdras que escondemos, me había dicho Guillermo, pero el día en quequiso
vender aquel collaE mil años después, descubrió que estaba hecho con fondos de botellas pródigamente esculpidos.

ENDORFINAS

Yo soy ese rayo que cayó del cielo
que vino o quemarte desde el mismo infierno
vo.r .ro.r el espacio que habitan tus miedos
yo tengo el coraje y tengo el deseo

Frro PÁrz

Debe haber esa misma paz y esa simpleza luego que
uno se vacía de endorfinas. Lo primero esviolento. Imágenes cortadas de aquella chica o esta otra en danzafrenética

paddle en mano. Azotando mis nalgas con fuerza,
y yo, amaffado, amordazado, contra la silla, la pared o
con

el espaldar de la cama. Yo gritando callado, combinando
silencios para desembocar luego en el gran aullido, el rugido que libera y que revienta la mordaza. Yo, sin ver nada,
sólo la chica que aparece y desaparece ante mivista en
cortosflashes, el paddle, el viento cortado y su sonido.
El sonido del látigo rápido, de la carne, del quejido ahogado.Ilarespiración entrecortada de ambos , una sed que
se bebe a cuentagotas.Larepetición, el juego que igual
duele y quema y angustia. La mano pequeña sobre la nalga, ahora acariciando, ahora con ternura antes del certero
tabletazo. El simulacro, el miedo, el no sabercuándo habrá
otra descarga o cuándo será un simple amago. Una, dos,
tres, cien veces. La sangre agitada, la piel en carne viva,

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Liliana Lara

Los

jardines de Salomón

que igual me escribía porque la escena le parecía haberla
visto en una película porno de los años 80. Una película
de culto que yo recordaba haber visto en mi adolescencia,
pero cuyo nombre había escapado a mimemoria. Le con-

las endorfinas. Debe haber esa misma pazy esa simpleza
cuando todo acaba. Cuando la chica se desvanece bañada

en sudor al lado de la cama o contra la pared, cansada.
Cuando algo amargo sube por mi boca y algo caliente
baja de mis ojos, aún amangdo. Esa misma paz cuando
su mano pequeña se acerca a I'a mía, juega con mis dedos,
mientras late mi came. Lentas campanadas de dolor,mientras ella juega con mis dedos, como compadeciéndome,
como excusándose. Exhausta ella, exhausto yo.

testé de inmediato y nos citamos para encontrarnos en
un cafe cercano.

Tal como imaginaba, la tipa era un tanto despistada,
de brazos flacos y sin garra. Mierda -pensé-, no me calo

otro experimento que termine en llanto y en largas promesas de amor. Ella esperaba, como quien espera el amor
enuna cita a ciegas tipo Hollywood. Fumaba despacio,
mirando de vez envezhacia los lados. Una de esas veces
me vio y sonrió como deben sonreír los gaticos. Demasiada inocencia, pensé, ésta es despistada. Pero me acerqué,
ya no sé ni por qué o talvez recordando algunas escenas
de la película. Al menos podré preguntarle cómo se llama
el film y seguro 1o consigo en Internet -pensé mientras
me aproximabaa la mesa. Ella tampoco recordaba el nombre de aquella película, sólo las cabezas llenas de crespos
ochentosos de las actrices, los efectos especiales de bajo
presupuesto en algunas escenas pues se trataba de una
mezcla de porno con ciencia-ficción y todo ligeramente

Esa era la paz que yo buscaba, que yo imaginaba, no
esa última y pálida simulación con Marina. Ella sintió
piedad -lo llamó amor- ydespués del segundo tabletazo
se negó a continuar, a pesar de que antes yo le había explicado todas las reglas del juego y ella las había aceptado

sin objeciones. Mi aspecto perverso, mi lívido porno, mi
círculo abierto, mi tacto de oro, se escuchaba aquella última noche, mientras Marina confundida de amor, lloraba
de amor. Entonces nos vestimos de inmediato y la llevé
hasta su casa. Con la...