Mal de escuela

Lectura: Mal de escuela

PENNAC, D. Mal de escuela. Mondadori. Barcelona. 2008.



“Pero para que el conocimiento tenga alguna posibilidad de encarnarse en el presente de un curso, es necesario dejar de blandir el pasado como una vergüenza y el porvenir como un castigo”1. Sabias palabras en boca de un “zoquete” experimentado; una contradicción aparente. En efecto, Daniel Pennac nosdemuestra, con esta magnífica historia en primera persona, que cualquier “zoquete de aula” puede convertirse en lo que realmente se proponga con la ayuda de determinados factores, principalmente la acción de un buen profesor. Su experiencia como “alumno incapaz” y como “profesor esmerado” le hace tener una amplia perspectiva de lo que significa el proceso de enseñanza- aprendizaje, entremezclandoambas visiones en esta magnífica obra.

Detrás del pseudónimo Pennac encontramos a Daniel Pennachoni, nacido en el Marruecos del final de la II Guerra Mundial. Hijo de un militar francés, sopesó varias veces la entrada en el ejército como una salida digna a su incapacidad académica. Sin embargo, después de largos años de nula confianza en uno mismo, renuncia a cualquier esfuerzo e incapacidad parala concentración, fue rescatado del abismo por un profesor de lengua que detectó y potenció sus habilidades, pero que sobre todo le prestó atención y creyó en él. Después vendrán otros profesores, que sin pararse a considerar si estaban preparados o no para afrontar el reto, se lanzaron en su auxilio ante lo urgente de la situación. Estos fueron sus salvadores.
Más tarde llegó el amor, que lehizo sentirse importante para alguien otorgándole la autoestima suficiente para luchar contra su estigma de mal estudiante. A partir de entonces su vida dio un vuelco, se graduó, se licenció y hasta obtuvo una plaza como profesor. Los papeles se cambiaban, y ahora, el que fuera “zoquete” se convertiría guía de un grupo. Desde su triste experiencia ideó todo tipo de ingenios para llegar a susalumnos, engancharlos a su asignatura y cuidar de que ninguno de ellos se quedara en el camino.
Pero su discurso es sincero y no nos engaña con utopías cinematográficas. Su paso por distintos centros educativos de Francia le enseñó la cara más dura de la enseñanza, el cambio generacional, la sociedad de consumo, que ve en los jóvenes su más sabrosa presa, la marginalidad como lastre para elcrecimiento personal del alumno o la delincuencia como final lógico a tanto desamor.
Un superviviente académico que ha combinado su actividad docente con el mundo de la literatura, escribiendo y publicando diversas obras de literatura infantil, novela negra o de humor.

Tras la lectura de una obra como esta del profesor Pennac, solo nos queda tomar nota de sus experiencias y aprender de su bagajecomo mal estudiante y profesor entregado. Todo esto le lleva a regalarnos con unas sabias pinceladas a cerca del perfil del buen profesor.
En primer lugar, debemos de tener en cuenta que conseguir captar la atención de nuestros alumnos tiene un precio. La educación es cosa de dos, del que enseña y del que aprende, así pues, no se puede pedir sin dar. Para conseguir la plena presencia mental delos alumnos en la clase es necesaria la plena presencia del profesor, física, intelectual y mental, además de establecer una conexión directa con cada una de las personas que se encuentran en el aula. Y esto tiene que prolongarse durante todo el tiempo que dura la clase. Ser profesor exige dar el cien por cien en cada uno de los minutos de la sesión, un ejercicio de concentración total. Vomitar undiscurso, reproducir automáticamente una clase magistral, hace que las palabras no se “encarnen”, que pasen de largo ante las mentes de nuestros alumnos. En palabras de Pennac: “No soy el profesor, soy el guarda del museo, guío mecánicamente una visita obligatoria”2 . Pero seguramente ni el más entregado de los docentes puede decir que no ha vivido nunca esta situación. La educación es una...