María

MARÍA

María, como todos los días, enfila hacia la oficina, la espera una tisba de papeles que debe clasificar. El autobús de siempre la recoge en las esquina, inconcientemente elige el mismo asiento, por la hora, casi todos están vacíos, es que ella madrugadora, siempre llega antes de que el común de los empleados. Es que ella, no es común.
El chofer la mira, cabello negro ondulado con sumirada hacia el más allá, ojos atentos, ella intenta desde sus vestiduras pasar desapercibida, juega como nerviosa, con la correa de su cartera.
El se pregunta que pensará.
Desde hace un par de años esto es una rutina.
Ése día de invierno, frío, oscuro, como si mil noches se cerraran dejando atisbos de negrura, él se animó. Hola-le dijo, como al pasar-.María sonríe, es como si lo esperara, comosi al fin… existía.
Tomó su asiento y miró la oscuridad, su mente divagaba como todos los días, pero había algo extraño, su mirada ya no se dirigía detrás de los vidrios de las ventanillas, sino al frente. Tal vez, miraba su espalda, él como hace largo tiempo lo hacía por el espejo retrovisor.
Esta escena se repitió por un tiempo más, un día María no vino, al otro tampoco. El sintió como sialgo le faltara, pero al fin…ella apareció. Él pensó para sus adentros, ahora o nunca.
-La invito a un café le ofreció, al pasarle las monedas.
Ella lo miró desde sus ojos oscuros, y con cierta timidez le dijo, acepto.
- Si le queda bien, mi franco es mañana.
- Después de dieciséis, trabajo corrido – contestó-.
- Bien, en el bar de la esquina, indicó con cierta alegría.
El siguió manejando,pero ya sus pensamientos no fueron los mismos, pensó, me atrae, pero ¿le digo la verdad?, ¿me aceptará? Ella parece lo que necesito, trabajadora, de su casa, cumplidora, sí …cumplidora; es lo que me interesa, no como ésas que toman las cosas al pasar, libertinas, provocadoras, brujas, que se consiguen fácil…
Hizo su recorrido, pero le pareció lo más corto posible, es que su mente estaba en losojos oscuros de María. Y…¿ahora, que le digo a Lucrecia?. Ah! Ya sé…que los muchachos hacen una partida de truco mañana. Ella entenderá, hace mucho que no me doy mis trasnochadas.
Eran las quince con empeño se aseó e intentó no estar tan llamativo, para que la Lucre, no desconfiara. Pero sí… en el hueco de la pared del pasillo de salida tenía el perfumito, ése que era tan rico según las chicas,total, para cuando volvía ella dormía cansada de los chicos, eran cinco y seguidito…¡que bien la hice!, eran el portador de mi libertad, cundo teníamos sólo uno, que llegó de sorpresa y me apuró para que nos juntemos ¡qué pesada…!
El café fue el inicio, días de compartir gratos momentos, él se olvidaba de los chicos, de la Lucre, para qué pensar, si María lo atraía, ¡como soñaba en compartir susnoches! pero ella…¡no!. Que la madre, ¡pobre! eran solas y necesitaba su cuidado exclusivo por las noches, pues no aceptaba otra compañía.
El se fue entregando y ya no importó nada, la Lucre se fue con su mamá al pueblo, pues él ya ni siquiera la tocaba, y siempre estaba de mal humor.
Gracias a Dios, María nunca se enteró de esa parte de su vida, porque seguro lo rechazaría.
Cuando se dieroncuenta habían pasado más de cinco meses, parecía como si ayer fue el primer café. Siempre que caminaban pasaban por un local de chicas baratas, y el sonriente decía ésa vida ya no es para mí, ahora estoy completo. Ella le decía que el día que formalicen él le jure que no sería como esos tontos que acuden a esos lugares. Y sí, él juraba eso y mucho más. Pero siempre de refilón sus ojos giraban a lasluces provocativas del lugar.
Con la sonrisa a medias tan particular, ella lo calaba con la mirada, y eso lo atraía, pues él no alcanzaba a descifrar sus pensamientos ¡pero que importa! estaba loco, loco de amor. Era como si ella siempre necesita apoyarse en algo, pobrecita, siempre piensa pausada y críticamente constructiva, es tan tierna de corazón que intenta buscar soluciones a todos los que...