Mexico: Restauración Autoritaria O Reconstrucción Democrática

RESTAURACIÓN AUTORITARIA O RECONSTRUCCIÓN DEMOCRÁTICA

Gustavo Gordillo

Poniéndole fechas a los ciclos históricos

Tenemos en el ámbito político mexicano una especie de síndrome trosquista: todos los procesos históricos se conciben como desiguales, combinados y sobre todo ininterrumpidos. En lugar por ejemplo, de asumir con las críticas devastadoras de Cossío Villegas, Silva Herzog yNarciso Bassols en los cuarentas (Stanley Ross, ed.,1972[1]) el fin del ciclo histórico de la Revolución Mexicana, hemos tendido a considerarla como un proceso histórico que está vigente precisamente porque de alguna forma sus propuestas originales fueron traicionadas. Tendríamos quizás que asumir que el balance de la Revolución Mexicana tiene sentido en el período de 1910-1945, con sus claroscuros ycon la amalgama de propuestas y realizaciones que supusieron el triunfo no sólo militar sino político y cultural de determinadas corrientes revolucionarias. Lo que ha seguido ha sido el uso de la Revolución Mexicana como principio fundador[2] de un régimen que se proclamó de democracia social, sin democracia ni formal ni real y con resultados sociales disparejos y crecientemente desiguales. Estesería el período que va de 1946 a 1982. Las crisis económicas recurrentes de fin de sexenio erosionaron las bases de legitimidad y la coalición política que sustentaba el régimen de la Revolución Mexicana.

El proceso que va de 1977 a 1997 combina dos tipos de transformaciones. Por una parte la transición política a través de sucesivas reformas sobre todo electorales. Por otro lado lastransformaciones de una economía cerrada con relativamente amplias intervenciones estatales y basada en una estrategia de sustitución de importaciones, por otra, abierta a los mercados internacionales, que se estaría sustentada en desregulaciones, privatizaciones y apertura comercial.

Confrontado el grupo dirigente, en distintos momentos críticos, con el dilema de continuar con la política económica y elnuevo estilo de desarrollo, o abrir políticamente el sistema, optó por lo primero con la idea que frente a oposiciones divididas era posible guiar desde arriba una transición política acotada en el ámbito electoral. La suma de modificaciones en las reglas electorales generó empero cambios profundos en la correlación de fuerzas: se establecieron gobiernos divididos, alternancias en algunosgobiernos estatales y finalmente en 2000 la alternancia en el gobierno nacional.

De 1977 con el discurso de Reyes Heroles en Chilpancingo y la primera reforma electoral, hasta 1997 con la pérdida de mayoría legislativa por parte del PRI en la Cámara de Diputados, la alternancia en varias entidades federativas y el triunfo de las izquierdas en el Distrito Federal concluye el proceso de transicióndemocrática en su sentido más restringido: elecciones regulares, árbitro electoral confiable para todos los jugadores y trasmisión pacífica del poder. Desde ese punto de vista la transición concluyó entre 1997 y 2000 dando origen a un nuevo régimen político, cuyos rasgos y características son indispensables definir para estar en posibilidades de examinar las opciones estratégicas que se vislumbran apartir de 2012.

Lo que hemos vivido desde 1997 son gobiernos divididos y paralizados. Para resolver esto se proponen caminos distintos a partir de dos diagnósticos contrapuestos. La parálisis es un problema de malas reglas en el mismo sistema presidencial, o bien es un problema de régimen político producto del pluralismo social y político. En el primer caso se vislumbra una restauraciónautoritaria aunque ahora con una diarquía partidista. En el segundo caso se reconoce que el punto de partida para romper la parálisis es el pluralismo existente y en consecuencia la discusión se encamina hacia el debate de la reforma del estado o de un nuevo régimen político.[3]

Unos artículos periodísticos del presidente electo Peña Nieto publicados hace algunos meses- particularmente en El...